WEw l promotor de la Refinería Balboa, Alfonso Gallardo, ha decidido romper su silencio en torno a este proyecto, que lleva 40 meses esperando a que el Ministerio de Medio Ambiente se pronuncie sobre su viabilidad, para poner el acento en el carácter político que tiene esa decisión. Gallardo, con la manera clara de hablar que le caracteriza, ha señalado directamente a José Antonio Monago como la persona que, en calidad de presidente de la Junta y presidente del Partido Popular de Extremadura --el mismo partido que gobierna en España-- tiene en sus manos el destino de la planta de refino. "Si quiere Monago, la refinería se hace", es el resumen del discurso de Gallardo.

Un discurso que podría interpretarse como la mera indicación de que el presidente tiene la posibilidad de decidir sobre esta industria al influir en el Ministerio que dirige Arias Cañete. O también como la oportunidad que tiene Monago de aprovechar una de esas circunstancias que la historia pone delante de los políticos: ser el presidente popular que trajo la refinería apenas unos meses después de tener capacidad de decisión sobre ella, dejando en evidencia al hasta ahora gran valedor de esa industria, el PSOE, que estuvo más de 3 años con el expediente en las manos y no supo, o no quiso, pronunciarse sobre él.

Si Monago quiere robarle el discurso refinero a los socialistas y con ello las beneficiosas consecuencias que para la región tiene esa industria, la ocasión la pintan calva.