TSte define como baja temeraria en los concursos públicos o contrataciones públicas cuando se presenta una oferta anormalmente baja. En principio, en la Ley de Contratos Públicos en estas situaciones se solventa con una explicación a posteriori de los que presentan esa baja económica, con el objetivo de saber si una vez otorgados, por el hecho de ser la oferta más barata, va a ser posible que lleven a cabo el contrato concedido, con la solvencia requerida.

XLA REALIDADx en el momento actual de lo que está pasando en muchas de estas contrataciones públicas es que muchas empresas con tal de ganar el contrato presentan unas ofertas tan a la baja, atractivas por las administraciones públicas que se jactan de decir que ahorran, pero que a la larga no siempre resultan baratas, si como se ven, conllevan huelgas, modificaciones de las condiciones ante carencias inasumibles, etc. Algunos, como siempre, delegando en otras subcontratas a base de contratos y sueldos ínfimos. Y luego nos extrañan las huelgas, cuando una empresa habla de una bajada del 15 o 20 por ciento de un salario de entre 600 y 800 brutos mensuales. El ejemplo de la huelga de basura en Madrid es significativo de lo que estoy diciendo.

XESTA SITUACIONx que la ley de contratos tiene contemplada, se podría evitar si en las cláusulas y prescripciones de esos concursos se establecieran baremos como salarios mínimos de los trabajadores, incentivadores de una política a favor de salarios dignos. Por tanto, las empresas que optaran a esas contrataciones lo tendrían en cuenta y podrían poner en valor esa praxis empresarial.

XASI PUES,x sin entrar en la dialéctica de privatizaciones de servicios públicos sí o no, se hace cada vez más necesario incentivar, especialmente, desde las administraciones públicas políticas que traten de beneficiar a todos aquellos que directa o indirectamente van a estar vinculados a las mismas, y ofreciendo un servicio de cara al ciudadano. Y más, cuando son estas administraciones las que deben en un contexto como el actual apoyar y promover la creación de puestos de trabajo, la estabilidad de los mismos y unas condiciones económicas idóneas para que en la sociedad pueda fluir el consumo y el bienestar de todos. Y si lo hacen con sus funcionarios, por qué no incentivarlo también con los que indirectamente trabajan para la misma.

XCOMPROBADOx está y parece evidente el refrán de lo barato es caro. Si ponemos el ejemplo de la huelga de la limpieza en Madrid, desde luego lo que le va a acostar al ayuntamiento, esto es, a los ciudadanos limpiar la ciudad es más de lo que se ha ahorrado con unas contratas a la baja del servicio de la limpieza. Y como siempre no porque los salarios de los trabajadores sea alto, sino porque hay otros intereses que aunque no explícito están ahí.

XESTO OCURREx también cuando se oferta la construcción de una carretera o una obra pública, se va a la oferta más baja. Y trascurrido el tiempo como lo que se presupuestó no es lo adecuado, se producen modificados del proyecto, y lo que en principio valía 3 millones de euros termina costando 10 millones de euros. Como se trata de dinero público parece nadie responsabilizarse pero la realidad es que algunos se han beneficiado de aquel negocio a costa del dinero de todos. Y lo que en principio parecía la oferta más barata, por ser la más ajustada económicamente entre modificaciones presupuestarias, intereses resulta absolutamente inasumible.

XESTAx es la realidad de muchas de estas contrataciones públicas. Así pues, ya es hora de que estos concursos se tomen en serio, se vean cuál de verdad es la oferta más beneficiosa y seria para las administraciones públicas, y no se deje en manos de subcontratas y más subcontratas que no asumen responsabilidades a futuro.