TNtueve grados a las 22,00 horas del sábado y muchas ganas de subir la temperatura ambiente en 'El Tablao', nuevo punto de encuentro para los amantes del flamenco pacense. Arranca este local con ganas y fuerza, y no con menos brío desafiamos los buenos aficionados a puerta gayola el frío, mientras empecinados, esperábamos resguardarnos con el cante del artista. Francisco Miralles, Amalia Rojo, El Posi, Chupys, Raquel ..., en una mesa ávida de cante pero sobre todo también, de cobijar al Fefo . A un nuevo Fefo. Se sube El Nene y el Musiquina y otros herederos del Porrina al escenario del local. Fefo prueba audio con esa base de conocimiento y garganta que todos sabemos que tiene, y que ahora por necesidad, futuro, encuentros y desencuentros ha decidido aparcar a un lado. Se coloca el foulard y nos ofrece flamenco, buen flamenco, pero caramelizado.

Noche amena, 'flamenquita', que contó con la Kaíta que venía de actuar en el Mesón Monsara ese mismo día. Seguimos por los mismos palos y disfrutando de un compás que deja los brazos de los aficionados pegados a al cuerpo. ¡No hay palmas que la sigan!. Fefo estuvo generoso, feliz y eso es casi lo más importante, pero esto es como 'tó'. Cuando una se educa en el vino bueno, ya no hay mosto que convenza por mucha patria que una quiera hacer, y esto sirve para el flamenco también. Y ya no es una cuestión de defender mejor o peor, que Fefo sabe hacerlo muy bien es que da rabia mirar al escenario y 'sufrir' que un cantaor que lo borda, decida dirigir su carrera hacia un cante 'livi' que diría el Tito Alejandro . En el cante, como en todo, puede llegar a ser comprensible la necesidad de orden material; pero sin embargo, lo es menos, que teniendo arrobas, montanera, dehesa y buenos ejemplares nos empecinemos en comer "pollo congelao".