TCtasta, mafía, indignación, impunidad, bipartidismo..., el argot de los manifestantes que salieron a la calle aquel 15 de mayo del 2011 es hoy el lenguaje común de la política, casi más de la vieja que de la nueva. Muchos pensaron entonces que esa movilización nacida de la crisis y alimentada desde las redes sociales no llegaría a cuajar políticamente.

Los primeros intentos fueron fallidos. Ni el Partido X ni el Partido Pirata consiguieron llevar a los indignados de las calles a las urnas. El éxito llegó de la mano de un laboratorio de la ciencia política urdido en torno a la Universidad Complutense y del profesor Juan Carlos Monedero . Tenían las ideas, tenían la técnica y, según hemos sabido después, tenían el dinero necesario.

Rápidamente pusieron en valor a su principal activo, Pablo Iglesias . Monedero venía de perder muchas batallas dentro de Izquierda Unida, Iglesias era uno de tantos a los que Zapatero había fallado y Errejón era una especie de Alfonso Guerra pasado por los mejores másters.

A quienes solo miran la vida a través de los medios convencionales, les sorprendieron obteniendo cinco diputados en las elecciones europeas. Son los comicios menos propicios para el bipartidismo como demostraron en su día Ruiz-Mateos o Gil y Gil . Y desde el trampolín de las europeas planificaron un asalto al cielo en tres etapas: creación de un partido convencional, cultivo demoscópico de su líder y explotación de su momentum en las generales del 2015.

Ese plan ha encontrado múltiples obstáculos: las becas de Errejón, las facturas de Monedero, la baja participación en las primarias, el movimiento lampedusiano en Andalucía. De manera que han caído en las encuestas al ritmo vertiginoso que ascendieron. No habrá momentum y ahora disputan a IU el espacio a la izquierda del PSOE. Con todo, el obstáculo que parece insalvable es Ciudadanos, ese Podemos de derechas que pidió un banquero. Una marca tan blanqueada por su anticatalanismo que una de sus candidatas la creyó de izquierdas. Ahora sirve para evitar que los votantes del PP se acerquen a Iglesias. El 15-M queda muy lejos.