No comparto el gusto por las lecturas, llamadas rápidas, durante el verano. Si me apuran, tampoco durante el resto de estaciones aunque comprendo que ahora, con el calor, hay pocas ganas de centrarse en un sesudo estudio. No obstante me llama la atención esa compra generaliza de libros de bolsillo y titulares larguísimos que nos relatan historias fascinantes sobre el papel, pero que en la vida real te llevarían directa a un abogado. Cosas de la ficción o de la imaginación del que es incapaz de hacer realidad, lo que realmente quiere. A mí me da pereza perder el tiempo, y lo es para mí, cuando teniéndolo para seguir aprendiendo lo malgastamos, en mi opinión, con novelas que como los cuentos de princesas te muestran una realidad que llegas anhelar, con la que llegas a soñar pero que como los príncipes, no existe. Mejor una 'colorá' que ciento amarillas, así que realidad pura y dura, y muchas biografías, mucha historia para que como dice el refrán 'aprender a que no se repita'.

Fiel a esta reflexión comienzo la lectura del libro 'Artistas Flamencos Extremeños en discos de 78 RPM 1899-1960' de Francisco Zambrano . Un recorrido por los veinte artistas en papel que lleva anexo un CD con las grabaciones en discos de 78 rpm 'mal denominados y conocidos como discos de pizarra' como apunta el autor, con el que se quiere dotar a la región con las primeras grabaciones sonoras de finales del siglo XIX. Es un libro para aprender, conocer y descubrir a guitarristas como María Casado (María Reyes Casado , Villanueva de la Serena 1898-Madrid, 1972) pionera de la guitarra flamenca femenina de acompañamiento, y única guitarrista flamenca, hasta ahora, profesional de Extremadura. Casi ''ná', y aún no he empezado a 'estudiármelo'.

Merece la pena dedicar el tiempo de ocio a seguir formándose, porque de banalidades, de historias que nunca se cumplirán y de fábulas sin moralejas está la vida llena. Hay que seguir retroalimentándose con un libro, o con el de nuestra propia historia. Ese que página a página vamos escribiendo casi sin decidirlo, y que vamos alimentando con las decisiones adecuadas. Un libro de realidades y sobre todo de experiencias para atesorar; el documento de nuestra seña de identidad para no olvidar ni lo que somos ni a donde queremos ir. Sin pretensiones, pero el día a día de una misma con la que acompañar nuestro crecimiento personal y profesional. Ni más, ni menos.