TEtl criminal Iñaki De Juana Chaos , de la banda terrorista ETA, que en su día fue el asesino de veinticinco guardias civiles y militares, entre ellos los extremeños Carmelo Bella Alamo , de 22 años, de Granja de Torrehermosa, y Antonio Lancharro Reyes , de 21 años, de Monesterio, por lo que fue condenado a 3.129 años de cárcel y de los que tan solo cumplió 19 de presidio, que se encuentra en libertad en la localidad venezolana de Chichiriviche, donde fue descubierto por el diario El Mundo, vuelve a la actualidad, mientras, seguramente, se burla de las Leyes de la Democracia, de las que tanto se benefició y continúa beneficiándose, así como de la sensibilidad del pueblo español.

Y es que Iñaki De Juana Chaos optó por falsificar expedientes académicos "con no pocas complicidades dentro de la Universidad del País Vasco, para acelerar así su puesta en libertad". Una noticia que no sorprende ante el sangriento historial criminal de uno de los más crueles asesinos de la banda ETA que hizo su vida en base al terror, al tiro en la nuca, al coche bomba, a la ametralladora, a la extorsión, a la Parabellum 9 mm. Noticias de este tipo, como la de hoy mismo, aún cuando la banda ETA está derrotada por la democracia que nos dimos los españoles, hacen caer, a veces, los palos del sombrajo, mientras se remueven oleadas de indignación de los familiares de las víctimas de la camada etarra.

Más allá de las irregularidades académicas de Iñaki de Juana Chaos , como director del Centro Territorial de TVE entre 1984 y 1986, en plena actividad sanguinaria de la banda criminal ETA, fui testigo de las escenas más duras, crueles e inhumanas de los cobardes miembros de la canalla etarra, al contemplar el resultado de sus masacres creando un estado de terror en la población.

Escenas que quedan grabadas en la mente y en el alma, con despojos humanos a decenas de metros de los atentados, con ríos de sangre, con cascadas de lágrimas de familiares y ciudadanos, con severos funerales entre duras protestas ante las autoridades que presidían los mismos.

Y en una tierra, como mérito de la inmensa mayoría de sus ciudadanos, en los que caminar por la calle era hacerlo al menos con cierta precaución. Como por ejemplo las veces que hubo que desalojar el Centro Territorial de TVE por amenaza de bomba.

Criminales atentados de los más perversos miembros de la banda etarra, sin la más mínima sensibilidad humana, carentes de moral, pistoleros salvajes, todo por el dinero y no por la independencia, mientras amenazaban a empresarios con el impuesto revolucionario.

Escenas asesinas de tremendo impacto moral, de impresionantes desgarros, de brutales dolores humanos de los que queda el relieve notorio de la hemeroteca, con las grabaciones, con las fotografías, siempre dramáticas, de la más pura bestialidad.

Entre esas imágenes de los atentados de la banda criminal ETA en aquellos tiempos recuerdo sobre todo la del asesinato del niño Alfredo Aguirre Belascoaín , a quien le explotó una bomba dirigida a un Policía Nacional y conectada al timbre de su casa, con el eco de su estallido en mi domicilio a doscientos metros del lugar de los hechos. Un asesinato con una madre descompuesta que, al ver la cámara de TVE, dirigiéndose a mí, con el alma rasgada de dolor, y las lágrimas casi deslizándose por el objetivo de la cámara, gritaba:

--¡Que vea toda España, toda, el dolor de una madre por el asesinato de su hijo y que sepan lo que hacen estos canallas...!

No hacen falta condenas, no, de 3.129 años de cárcel.