No fue hasta el 24 de noviembre, cuando el Gobierno de Fernández Vara constató que estaba en minoría en la Asamblea. Tuvieron que pasar cinco meses para que entendieran el mandato de las urnas. La enmienda a la totalidad que Podemos presentó salió adelante y el proyecto de presupuestos fue devuelto. Fue entonces cuando el Ejecutivo del PSOE se decantó por lo que parecía una nueva forma de trabajo basada en negociaciones con todos los grupos parlamentarios.

La primera reunión fue a instancias de la consejera Pilar Blanco-Morales , sin orden del día y sin contenido. Sólo quería la foto. En sucesivas reuniones, desde Podemos presentamos nuestras propuestas que suponían un cambio en la cuantía total de los presupuestos, cuestión que ningún partido había planteado. En todo momento buscamos además una fuente de financiación que estuviese acorde con lo que el PSOE planteaba en su programa electoral, como por ejemplo una reforma fiscal progresiva y la flexibilización del déficit. El objetivo era poder llegar a un acuerdo que aportara soluciones para mejorar la vida de la ciudadanía. Nuestras propuestas podrían haber sido perfectamente acogidas y defendidas por el PSOE; su campaña electoral discurrió por esos términos.

Todo quedó en mero teatro, porque una vez más han decidido traicionar a sus votantes y hacer unos presupuestos que se parecen a los del Partido Popular, quienes están muy contentos por el lavado de cara que ha supuesto que esta negociación sea a su medida. Si en 2014 el PSOE presentó una moción de censura al entonces presidente Monago , ahora su estrategia es la contraria: ceder Consejerías a los que hace poco eran rivales. Así parece que haber sucedido con la consejera de Hacienda, Pilar Blanco-Morales, que actúa como si estuviese a las órdenes de Génova.

LO QUE HA presentado el Ejecutivo de Vara en la Asamblea es una chapuza, en el fondo y en la forma: no tiene nada que ver lo con su Agenda del Cambio y de los 15 informes que acompañan al Proyecto de Ley de Presupuestos 10 no se corresponden al mismo. No sabemos qué ha estado haciendo la consejera los tres últimos meses, ni dónde está la rigurosidad y seriedad de la que tanto alardea.

El PSOE no ha medido las consecuencias que esta importante decisión puede tener en el futuro para su gobernabilidad en la Junta. Pero lo que más nos preocupa es que a pesar del cambio de Gobierno de mayo de 2015 las políticas son las mismas: un presupuesto recortado que no apuesta por un nuevo modelo productivo y basado en un déficit que todavía nadie ha explicado cómo vamos a cumplir. El PSOE ha optado por el camino fácil, el que no requiere valentía. Estamos ante el mismo Guillermo Fernández Vara que en 2010 aplicó las recetas de recortes que le llevaron a la oposición. El mismo presidente que pactó en su anterior etapa un 80% de sus políticas con el PP y que produjo en la sociedad extremeña una confusión tal que ya no sabía distinguir entre la papeleta del PSOE y del PP a la hora de votar. No sabemos cuál ha sido el aprendizaje del PSOE en la oposición porque siguen haciendo lo contrario de lo que prometieron en campaña electoral, no han entendido que eso ya no vale.

Vara y Blanco-Morales han ido al rescate de Monago, escondido desde mayo. El Partido Popular ha encontrado, por fin, su espacio esta legislatura, y no es más que mantener a flote el bipartidismo para que nada cambie. Bueno, en realidad, se ha producido un gran viraje: al PSOE sólo le queda el PP para sacar adelante las propuestas; veremos qué pasa cuando la generosidad de los populares llegue a su fin. ¿Será éste el principio del fin de la legislatura? Lo que está claro es que después de este acuerdo a dos que escenifica la gran coalición se cierran otras puertas.

Apelar a la responsabilidad para aprobar los presupuestos nos recuerda la cantidad de recortes sociales que se han hecho en estos años por parte del PSOE y PP en un afán por ver quién era más responsable. Que no cuenten con nosotros para esa responsabilidad, nosotros seremos consecuentes y cumplidores con la ciudadanía y con el compromiso adquirido con ella. Porque, si no se cumple, ¿no estaríamos ante un fraude electoral? No hemos venido para hacer lo de siempre y como siempre.