Entre hoy y mañana tendrá lugar en la Biblioteca Pública de Cáceres el congreso Extremadura durante la Transición Democrática, organizado por el Gehcex (Grupo de Estudios de Historia Contemporánea de Extremadura). Se trata del duodécimo congreso organizado por esta asociación cultural fundada hace diez años y que cuenta con casi doscientos socios, desde historiadores de fama internacional, como Enrique Moradiellos o Paloma Aguilar, a jóvenes como el cacereño César Rina, ganador del último Premio Arturo Barea de Investigación Cultural, pero sobre todo profesores de secundaria que comparten la pasión por la historia, más allá de su docencia en las aulas.

Asistí hace dos años al congreso sobre Extremadura durante la II República. La primera sorpresa fue encontrarme con una sala llena, con público de todas las edades. Panorama muy distinto a no pocos congresos de la universidad, donde salvo que algún colega amigo traiga a su alumnado, pastoreado cual rebaño, los conferenciantes se enfrentan a la ingrata escena de disertar sin auditorio.

La segunda sorpresa fueron los debates que había tras cada ponencia, nada usuales en muchos actos culturales, donde el invitado suelta su chapa, es aplaudido, y cada mochuelo a su olivo. Aquí en cambio la discusión se extendía hasta obligar a cortarla y era normal, pues muchos se habían desplazado desde otros pueblos y ciudades extremeñas para asistir al congreso. Si tenemos en cuenta que muchos eran profesores de instituto, con muchas horas de trabajo y kilómetros a las espaldas, el asunto tiene miga.

Buena parte de la culpa del éxito del Gehcex la tiene José (Pepe para los amigos) Hinojosa Durán. Natural de Granja de Torrehermosa y cacereño de adopción, desarrolla una actividad incansable de promoción de todos los actos relacionados con la investigación sobre la historia de nuestra tierra.

Pepe organiza presentaciones y encuentros desde Castuera o Llerena a Guijo de Granadilla, con especial dedicación a la ciudad de Cáceres. Una actividad a costa de su labor de investigador, pues aun esperamos la continuación de su libro Tropas en un frente olvidado. El Ejército republicano en Extremadura durante la guerra civil (2009). Desprendido y generoso en un ámbito, el de la erudición, donde abundan las vanidades, no pretende crear escuela, sino apoyar a todo el que muestre interés por la historia extremeña y ha recuperado valores que el actual sistema parece empeñado en destruir entre los profesores: el compañerismo y el trabajo compartido.