La mayoría de las materias que estudian los chicos españoles en la escuela, unas obligatorias y otras optativas, transcurren en uno, dos o algunos cursos más. Pero hay algunas que están presentes en todos los cursos, desde primero de primaria hasta el último curso de la secundaria. ¿Saben cuáles son estas omnipresentes materias? Son Lengua, Matemáticas, Idioma extranjero, Educación física y... ¡Y la opción de Religión católica!

Cojan ustedes los decretos curriculares y comparen. Música, Cultura clásica, Tecnología, Plástica, Economía, Física y Química -por ejemplo- serán cursadas por sus hijos durante un par de años (a lo sumo tres) de la ESO. Filosofía o Cultura científica se ofertan (si se hace, pues no es obligatorio) en un solo curso. Pero Religión católica, según la ley en vigor, tiene que ofertarse obligatoriamente en todos y cada uno de los diez cursos de Primaria y Secundaria (además de, obligatoriamente también, en el Bachillerato).

Bueno, pues por increíble que les parezca, parece que con esto no basta. La Iglesia, algunas asociaciones de padres católicos y de profesores quieren que la materia de Religión católica tenga aún más horas y estar todavía en más cursos (vamos, en el único que les queda: en 2º de Bachillerato). Por esta razón andan pleiteando contra la Consejería de Educación que, en su último decreto, rebajo algunas horas (¡dos!) de la generosa ración que les había dado el gobierno de Monago.

Pero esto no es todo. Por milagroso que parezca, el TSJEx les ha dado la razón. En una sentencia enrevesada, sumamente retórica e imprecisa, los ponentes arguyen que -tal como reza el Acuerdo firmado en 1979 con la Santa Sede- la asignatura de Religión católica ha de ofertarse en todos los niveles educativos en «condiciones equiparables a las demás disciplinas fundamentales». ¿Quiero esto decir que Religión ha de tener las mismas horas que Matemáticas o Lengua (disciplinas fundamentales)? Para que la sentencia no sea una chifladura tan grande, los magistrados interpretan que ha de tener las mismas horas que otras materias optativas (aunque no sean tan fundamentales), olvidando, por cierto, que aunque Religión tenga una hora menos que esas optativas, está presente, a cambio, en todos los cursos, desde primaria a secundaria.

Ya quisiera yo un acuerdo con la Unesco para que también se garantizase en «condiciones equiparables a las demás disciplinas fundamentales» la enseñanza de la Ética y la Filosofía. U otro con la Unión Europea, para que se garantizase, en los mismos términos -y tal como recomienda el Consejo de Europa- la Educación para la Ciudadanía. Pero claro, ¿cómo vamos a comparar la autoridad civil de la UE con la sagrada potestad de la Santa Sede? De hecho, la materia de Educación para la Ciudadanía solo se imparte durante un curso y una sola hora semanal. Así, si la formación en un sistema moral particular (el católico) se ofrece obligatoriamente durante once cursos, la educación en los valores que hemos de conocer y respetar todos los ciudadanos es, en la práctica, inexistente.

De otro lado, los defensores de aumentar las horas de religión hablan una y otra vez de respetar la libertad de los padres para escoger la enseñanza moral de sus hijos. Pero nunca tienen en cuenta la libertad de sus hijos para poder escoger sus propios valores morales, que es el objetivo de la enseñanza de la Ética (extinguida del currículo salvo como alternativa a -cómo no- Religión católica).

Para lograr el equilibrio entre los valores familiares, la libertad individual y los principios cívicos habría que reducir las horas de Religión (que siguen siendo más que excesivas) y aumentar las de Ética (la reflexión crítica sobre todos los sistemas de valores que permite decidir libremente al individuo) y Ciudadanía (la educación en los valores que -sea cuál sea nuestra religión y tradición, y sean cuáles sean nuestras creencias individuales- todos los ciudadanos hemos de respetar, so pena que la sociedad se disgregue y corrompa). Esto parece de sentido común. Y se llevaría a cabo de no ser porque en este país quien manda es -a la vista está-... la Santa Sede.