Recientes informes nos alarman con sus cifras. Afirman que una de cada cuatro jóvenes se ve «atrapada» en su relación. Asimismo, tenemos conocimientos, de fuentes solventes, que el nivel de tolerancia de las jóvenes españolas-de entre 13 y 25 años-hacia la violencia doméstica o el maltrato alcanza cotas sorprendentes.
Según un estudio elaborado por prestigiosos psicólogos de varias universidades españolas, se pone de manifiesto que casi un 27% de las chicas se sienten atrapadas en su relación de pareja. En dicho estudio se distinguen hasta ocho factores en el maltrato: Violencia por coerción, emocional, sexual, de género, por la simple condición de ser mujer, instrumental, social, física y por desapego.
A pesar de las campañas de prevención, a pesar de que se supone que muchas situaciones estaban ampliamente superadas y tolerancia cero con el agresor, existe un porcentaje de casi un 12% de jóvenes encuestadas que aseguraban sentir miedo y que viven atemorizadas por sus novios.
Resulta muy grave observar que más de la mitad de estas chicas, claramente en situación de maltrato, no lo perciben y son incapaces de romper esa atadura. Incluso observamos expresiones como: --No pasa nada, es que mi novio me quiere mucho--. Claramente intolerable.
Hemos de destacar la importancia de la prevención. Y no sólo se trata de campañas en los medios --también importantes-- sino que hay que actuar en el origen, en la raíz. Precisamente, está probado que las edades de inicio de una relación son cada vez más tempranas. En las mujeres pueden comenzar a los 13 años. Algo impensable en épocas recientes y es que hablar de edades adolescentes, según muchos expertos, es hablar ya de niños y niñas que acaban de cumplir 10 años.
Es notorio que también se detectan casos de violencia hacia el hombre. Y según últimas estadísticas, el 80% de los varones que se sienten maltratados se quejan de la indefensión en la que se encuentran, no reciben apoyo y dicen estar discriminados ante el apoyo que reciben las jóvenes en las mismas circunstancias.
Lógicamente son hechos que nos pueden asombrar, e incluso escandalizar. Afirmar que los diez años de un niño o niña, se considera ya una época de clara adolescencia con toda la carga que conlleva, puede ser algo cuando menos incompresible.
Pero lejos de las consiguientes muestras de indefensión, en esta sociedad que se ha ido creando --todos y todas somos responsables-- se hace preciso actuar en edades muy tempranas, donde realmente se puede incidir y hay que hacerlo de una forma comprensiva, lógica, amistosa… Es esa empatía necesaria para que esos adolescentes puedan abrirse en confianza y se sientan seguros hablando de sus vidas, de sus miedos, de sus problemas, de sus dudas… y que sepan comprender que las relaciones llevan un aprendizaje, un respeto y que la información de lo que se considera violencia de pareja no sólo es violencia física. Aquí radica mucha explicación de la alta tolerancia hacia hechos que consideran normales y que sin lugar a duda, alcanzan el rango de sucesos violentos y degradantes.
La prevención siempre será un arma poderosa y más en los tiempos actuales en los que --insisto y es palpable-- parece que los jóvenes están repitiendo patrones que pensábamos ya olvidados. Antes de llegar al maltrato, antes de llegar a los hechos luctuosos que trágicamente se repiten día tras día, se hace preciso actuar. Y con inmediatez. Cuando antes lo hagamos, antes lograremos concienciar a estos futuros adultos.
y que no se sientan «asediados» con nociones y dogmas que solo servirían para que manifiesten síntomas de rechazo. Y siento decirlo pero es lo que sienten con algunas de las campañas de prevención que observan ya que antes de ser «juzgados» se ven «culpabilizados».
Hay que conectar con esos adolescentes, que nos transmitan sus dudas, sus experiencias. Intentar crear debates, intercambio de opiniones, en definitiva, con paciencia ir perfilando un ambiente, una especie de refugio donde la prevención se vea algo natural, efectiva y deseable.
Innumerables informes nos hablan de que hay que localizar nuevos modelos de información que ayuden a reducir la incidencia de los casos de maltrato. Algo que nos concierne a toda la sociedad y a los estamentos públicos que tienen esa misión encomendada. Y aquí no existen excusas. Se trata de actuar ya.
*Gestora cultural y poeta.