La identidad colectiva necesaria para un pueblo no se construye en una década, si ni quiera está claro que sea únicamente un fenómeno voluntarista. Entre los ciudadanos que viven en Cataluña han pasado a manifestar que se sienten un pueblo un 19% de sus residentes, en especial la élite política, aunque el deseo de secesión llegue a expresarse en cerca de la mitad de la población.

Estas aspiraciones, deseos, han sido canalizadas por los poderes públicos en Cataluña para construir artificialmente una identidad contra un supuesto enemigo: España, apoyándose para ello en intereses político-económicos. Han articulado una emoción social en torno a una lengua.

Los recursos económicos de la administración autonómica se han puesto al servicio de la construcción de una supuesta identidad colectiva excluyente. Una eficiente y engrasada máquina de propaganda dirigida a la edificación de un supuesto pueblo, sustentado en la insolidaridad con quien no comparte el pensamiento único. Totalitarismo de sonrisas en estado puro.

Pero un pueblo, con su identidad colectiva, no es un fenómeno que se pueda articular en el hecho diferencial de una lengua. Y la lengua es lo único, que de manera no discutible, tiene de exclusivo el ciudadano que reside en Cataluña. Y no todos hablan en catalán. En el planeta hay más de 550 millones de hispanohablantes y no son todos un pueblo, ni una nación. Porque no es el uso de una lengua el único que vertebra una identidad, porque en el caso que nos ocupa se hace necesaria la tergiversación de la historia.

Historia que además tenemos todos los españoles, vivamos donde vivamos. Unos en primera fila, y otros en tercera, pero con un proyecto común.

En un mundo globalizado la idea de pueblo se antoja superada. Lo que uno siente no siempre se corresponde con lo que se es. Hechos y opiniones. Aún así, quienes se sienten pueblo, diferentes, superiores y exclusivos, pudieran caer en la paradoja de carecer de territorio.

Puestos a decir barbaridades, esta pudiera ser una de ellas. Bien comunicada se inocula en la mente de los ciudadanos y seguimos. * Profesora de Comunicación de la UEx