No parece que hubiera motivos para que Ciudadanos anunciara la semana pasada que no pactará con el PSOE después de las elecciones. ¿Por qué, si ambos ya suscribieron un acuerdo de Gobierno en febrero de 2016, cuando el PSOE aceptó la reforma de la Constitución propuesta por Ciudadanos? Por cierto: no está de más recordar aquella propuesta, que consistía en: 1) suprimir el aforamiento de diputados y senadores, 2) limitar la presidencia del Gobierno a dos mandatos, 3) despolitizar la Justicia, 4) rebajar a la mitad el número de firmas necesarias para tramitar iniciativas legislativas populares y 5) suprimir las diputaciones. De acuerdo, fue un pacto de Gobierno frustrado, pero la pregunta es por qué Ciudadanos ha decidido ahora --y con tanta premura, es decir, cuando la campaña electoral ni siquiera ha comenzado-- que no pactará con el PSOE. ¿Acaso el PSOE le habría pedido pactar, llegado el caso?

No parece que hubiera motivos, no, pero parece haberlos. Ciudadanos no quiere que sus votantes, que esta vez no serían únicamente los votantes de Ciudadanos, tengan dudas sobre la posibilidad de que su partido pueda volver a pactar con el PSOE, aunque sea frustradamente, como entonces. De ahí el anuncio. Y por un motivo: porque si su propósito es hacerse con parte del electorado del Partido Popular --la parte que no termina por aceptar a su nuevo presidente-- y con parte del electorado de Vox, partido que está encantado de haberse conocido --y con razón: sin él, ni el Partido Popular ni Ciudadanos habrían podido acabar con el socialismo en la Junta de Andalucía--, Ciudadanos está obligado a jurar ante la Biblia --la Constitución y su reforma pueden esperar-- que los votos que obtenga no van a servir para que el PSOE gobierne gracias a Ciudadanos. Hombre, por Dios, los votantes tienen derecho a estar informados.

Hay que tener en cuenta que la derecha está ahora tan fragmentada como la izquierda, y que si el Partido Popular podría beneficiarse del apoyo de Vox, al igual que el PSOE podría contar con la ayuda de Podemos, ¿qué le queda a Ciudadanos, si no quiere ser derecha ni izquierda? Le queda la soledad.