Estamos en carnaval, tiempo de fiesta y diversión, para unos representa libertad, quizá porque supone para ellos quedar atrás ese fantasma de su prohibición, para otros, son días extremos que el próximo miércoles finalizarán y para los que cobra vida y razón la batalla entre don Carnal y doña Cuaresma (El libro del buen amor, Arcipreste de Hita), para otros, son fiestas importantes en su ciudad o su pueblo, riqueza para sus negocios y, por supuesto, tampoco faltarán los que bajo este sol se marchan a la playa o a las fantásticas casas rurales que hay por toda nuestra región. Cada uno que haga lo que mejor le convenga o pueda, es carnaval y para mí el motivo de la siguiente reflexión. Estos días, los que decidan disfrazarse, se convertirán en otros personajes, sus máscaras les otorgarán la posibilidad de cobrar otra vida, es la licencia del carnaval, ¿es eso una mentira? Pues yo diría que no, podría atreverme a decir que es una verdad exagerada, irónica, burlona, y por qué no decirlo, una crítica necesaria, reír y reivindicar, y en otras, será pura frivolidad, pero mentir... ¿acaso el propio disfraz o la máscara no te previene y te adelanta lo que es? Eso no es mentir.

Durante mucho tiempo se han aprovechado los disfraces para denunciar injusticias o lo que se quisiese, sin embargo, veo últimamente que en política, concretamente desde la derecha de este país, se hace totalmente al revés, se viste de solemnidad, de institucional, de rigurosidad, de seriedad con carácter de datos mentiras absolutas y escalofriantes. Hasta ahora, se había extendido el concepto de noticias falsas, pero siempre relacionado con fuentes poco fiables o a las manifestaciones en las redes sociales, sin embargo, vemos cómo también lo ha hecho a las columnas de opinión en prensa seria: «Este año ha habido en España menos mujeres etiquetadas como víctimas mortales de violencia de género (47) que niños asesinados por sus mamaítas (67)» afirmaba Sánchez Dragó. Una mentira que llena de barbarie la información, la opinión, contamina nuestra sociedad como el líquido más fétido. Esto lo realizó una persona sin cargo institucional, sin representar a ningún partido político aunque simpatice, puede que sea considerando influyente, pero ¿qué sucede cuándo esto mismo lo hace el líder de la oposición? ¿Qué sucede cuando el representante del Partido Popular ante sus entrevistadores miente sobre los plazos establecidos en este país para abortar, o miente sobre el presidente del Gobierno afirmando que no ha aparecido en dos meses por el Congreso cuando todos los españoles y españolas les hemos visto debatir en apenas días, o miente sobre los supuestos acuerdos de un gobierno sin aportar ninguna prueba?

A Göbbels se le atribuye la máxima de «una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad», se le atribuye extender masivamente las palabras del führer, se le atribuye ser mago de la mentira y de la propaganda.

El año pasado se utilizaba el concepto de postverdad para explicar los resultados en la votación del Brexit o la victoria de Donald Trump, se utilizaba para explicar las expansión de las mentiras.

El engaño y la mentira no necesita atrezo y si lo lleva, que sea carnaval; yo prefiero a un pirata de viernes de carnaval que a un mentiroso sin complejos.