La gran noticia el pasado 31 de marzo era que con el Rayo-Betis se estrenaba un horario de fútbol. Ese domingo jugaron a las dos de la tarde, horario que me parece perfecto. Hace 50 años unos dirigentes nos lanzaban a tremendas protestas el 30 de abril porque Franco ponía un partido ese día para que no pudiéramos pensar en el Primero de mayo. Cuando esos dirigentes han llegado al poder, han puesto fútbol todos los días de la semana, todos, pero todavía quedaba un resquicio. ¿Y si la gente se pone a pensar, a comentar la situación económica y política cuando estén en la comida del domingo? Solucionémoslo en seguida: partido también a esa hora. ¡Ha sido un acierto! Me he acordado del tema porque ayer faltó mi compañero Daniel, que es el mejor informado de la empresa, el que está más pendiente de ese mundillo, foco de cultura y de mejora del lenguaje. En cuanto volvió, fui a preguntarle: «¿Daniel, qué te pasó ayer?» A lo que me contestó: «Nada grave: mi padre tenía dolores en su rodilla derecha». Vaya, pues menos mal: por un momento me temí que los tuviera en la mía.