Pedro Sánchez no se ha arredrado ante el veto independentista a la elección de Miquel Iceta como senador autonómico, primer paso para que presidiera el Senado. Al contrario. El presidente del Gobierno en funciones ha respondido doblando la apuesta al proponer a dos catalanes para ostentar la presidencia del Congreso (Meritxell Batet) y el Senado (Manuel Cruz), dos representantes elegidos en las listas del PSC que se convertirán en nada menos que la tercera y la cuarta autoridades del Estado.

Tanto la ministra de Política Territorial y Función Pública como el catedrático de Filosofía y número uno al Senado por Barcelona son dos federalistas convencidos que, pese a lo que ya están difundiendo los portavoces de PP y Ciudadanos, se han mostrado muy críticos con la actuación de los partidos independentistas durante el ‘procés’. El caso de Batet, además, contradice las acusaciones de sectarismo contra Sánchez, ya que la dirigente del PSC, aunque se mantuvo en el no es no a Rajoy, como todo el partido catalán, nunca ha formado parte del núcleo duro del sanchismo y apoyó en las primarias del PSOE a Eduardo Madina. Pero Sánchez siempre ha contado con ella, nombrándola primero ministra y ahora proponiéndola para presidir el Congreso. Esta doble propuesta confirma que los propósitos contenidos en la fallida elección de Iceta, es decir, la apuesta por el diálogo para encauzar una solución al problema de Catalunya mediante el avance hacia una reforma constitucional en sentido federal, que tocará impulsar a los dos presidentes de las cámaras, y especialmente al del Senado, para convertirlo de una vez en la Cámara de representación territorial. Este camino no será nada fácil, sobre todo mientras no haya sentencia en el juicio del ‘procés’ que se celebra en el Tribunal Supremo. Tampoco lo será por la cerrada oposición de la derecha ante cualquier movimiento, como lo demuestran las reacciones del PP y de Ciudadanos, que siguieron denunciando un supuesto pacto secreto entre Sánchez y los independentistas mientras ERC y JxC votaban contra Iceta en el Parlament.

El drama de ERC y de JxCat es que Sánchez seguramente no los va a necesitar ni siquiera para conseguir la investidura. De momento, ambos grupos quedan fuera de la Mesa del Congreso. Por eso se entiende aún menos el veto a Iceta en el Parlament, algo que no había ocurrido nunca en las 29 ocasiones en que se ha ratificado a un senador autonómico.