Dos días después de las elecciones municipales, autonómicas y europeas, hay que volver a las generales del 28 de abril. No porque las elecciones del domingo no hayan sido importantes, sino porque Pedro Sánchez debe gobernar y no puede hacerlo con 123 diputados. Tampoco con la suma de los 35 que le ofrece Pablo Iglesias, el cual, por cierto, debería dimitir y aceptar que la pérdida de sus votantes se justifica por la purga que ha hecho en el partido, como prueba el que hoy, de los cinco miembros fundacionales, únicamente él sea el partido. ¿Podría Sánchez contar además con el independentismo catalán? Podría, pese a que su partido se sumara a la suspensión de los cuatro diputados presos que tomaron posesión de sus cargos.

De producirse tal coalición, sería una coalición netamente de izquierdas, desde luego. Pero Iglesias debería rebajar sus exigencias en las negociaciones con Sánchez, como lo de defender que es «de sentido común» que acabe siendo ministro del nuevo Gobierno. Los malos resultados electorales del domingo, sumado a los del 28 de abril, debilitan sus demandas. Por su parte, el independentismo catalán no cuenta con el apoyo de todos los socialistas. Así, el 72% de sus votantes rechaza ese posible acuerdo de Gobierno, aun reconociendo que Sánchez ha hecho cesiones al secesionismo para obtener su apoyo parlamentario.

Pero Sánchez no solo no ha desistido nunca de sus metas políticas sino que ha logrado siempre lo que se ha propuesto. Sirva como ejemplo la recuperación de la secretaría general del partido, que le fue arrebatada de manera poco elegante. Así que si ahora quiere gobernar con mayoría absoluta, de nada sirve que le digan que tiene capacidad para pactar «a derecha e izquierda» y que «intente gobernar en solitario», como le ha pedido Guillermo Fernández Vara, entre otros. El presidente del Gobierno sabe sumar: y 15 escaños de Oriol Junqueras, 3 de Jordi Sànchez y 35 de Iglesias son 52 escaños, justamente los que le faltan a sus 123. ¿Más claro?

Tan obvia es esa mayoría que Pablo Casado y Albert Rivera andan ya disputándose el liderazgo de la oposición, tristemente.