El móvil es un arma. No lo digo yo, lo dicen la Policía Nacional y Local cuando dan charlas a los jóvenes. Es un arma porque con el móvil se pueden cometer delitos, de ahí que las fuerzas de seguridad recomienden no tener móvil hasta los 14 años (hasta esa edad un menor es inimputable) pero es inofensivo si se usa bien, la diferencia está en la responsabilidad de quien lo maneja.

Los menores pueden tener la ‘excusa’ de su falta de madurez, pero con los adultos no hay excusas, deberían asumir su responsabilidad con lo que envían y reenvían con sus teléfonos y no ceder al clic fácil porque puede tener consecuencias graves. Pongo ejemplos, recientemente, una red social bullía con la ‘información’ sobre un tiroteo y una persecución en la provincia de Badajoz con dos guardias civiles muertos. Dos muertos. El mensaje comenzó a compartirse hasta que alguien lo cortó. No hay muertos. Fuente oficial. Publicado en un medio serio. Se acabó el bulo.

Antes de hacer clic en ese u otros mensajes similares hay que tomarse al menos diez segundos para pensar en las consecuencias. Porque, atendiendo al ejemplo anterior, imaginen la preocupación de los familiares de los guardias civiles del puesto en cuestión al pensar en la supuesta muerte de dos agentes. El desasosiego, la angustia hasta comprobar no había tales muertes.

Y no vale la excusa del «por si acaso es verdad». El «por si acaso» es una irresponsabilidad, contribuye a enredar más la tela de araña. El «por si acaso han intentado secuestrar a un niño en mi ciudad», el «por si acaso están estafando por las casas» y similares lo único que provocan es preocupación en quien recibe el mensaje, si no estados de ansiedad o peores.

Y todo por un clic. El mismo tiempo se tarda hoy día en buscar la información en algún medio de comunicación serio o en las redes sociales de los cuerpos y fuerzas de seguridad y atajar el bulo. Hay que ser prudentes a la hora de enviar o reenviar alegremente informaciones sin confirmar. Es nuestra responsabilidad porque, de momento, no hay forma de dar con el responsable inicial del bulo y hacerle pagar. Solo se ha avanzado en estas cuestiones en los casos de violencia de género o acoso. Ahí no le damos al clic, ahí ya sabemos que no hay que compartir y que hay que denunciar porque un solo clic puede hundir a una persona.

Pues con el resto de mensajes, ídem. Así que, ojo a los bulos y no contribuyamos a difundirlos, seamos ejemplos de responsabilidad y prudencia, que para eso somos adultos. * Periodista.