CRISIS DEL CORONAVIRUS

Confinamiento desordenado

Félix Sánchez Serrano

Tengo que reconocer que siempre he sido muy cuadriculado, y luego al acumular años he ido a más. Esta nueva situación de confinamiento no lo ha variado. Sigo despertándome a la misma hora, me ducho, me visto para el teletrabajo que inicio a la misma hora del presencial. Primera reunión, pausa para el café a la hora habitual, sigo trabajando hasta las tres.

Hasta ahí todo normal, pero aparecen nuevas actividades que me tienen despistado. Ración de aplausos a los sanitarios a las ocho. Ok. Pero ahora se ha convertido en una mezcla entre ese respetuoso agradecimiento más un mar de luces de linternas de móviles que me traslada a conciertos multitudinarios de música melosa. Al finalizar este acto se prorroga con individuos que se creen en una macrodiscoteca y ponen todo tipo de canciones para el barrio o la ciudad, que si el himno, que si Paquito el chocolatero, que si Manolo Escobar. Ya me he perdido desde la salva de aplausos.

Luego cuando estoy normalizándome y paseo a mi perro, recogiendo con bolsa de plástico sus excrementos, me veo sobresaltado por una cacerolada, que me sorprende pues creía que era de rechazo a la monarquía y eso en mi barrio que las estadísticas de prensa censan como de mayoría derechista (PP o Cs o Vox) me parece raro, ya que desde Lerroux nadie en ese espectro se declara republicano (no lo entiendo mucho, pero parece que así es). Días más tarde y por este medio leo que es por repulsa hacia Iglesias, sí el vicepresidente de corbata estrecha. Y a todo esto, Facebook se llena de posts donde se solicitan los mismos reconocimientos públicos que merecidamente tienen los sanitarios para maestros, bancarios, carteros, transportistas, gasolineras y un sinfín de colectivos que aún trabajan en sus puestos.

Por favor, ¿puede alguien simplificar y ordenar este mundo pandémico y volver a la rutina de la vida ordinaria?

GESTIÓN DEL GOBIERNO

No es anticomunismo es odio a lo diferente

Quintiliano Sánchez

Aliseda (Cáceres)

El odio que destila en cada frase el artículo de Fernando Valbuena del pasado sábado es más contagioso que un pescado en mal estado de los que deglute en sus menús. Los suyos arrasaron Europa en la segunda guerra mundial y veo que no ha perdonado a los comunistas soviéticos que les pararon los pies, perdiendo ellos solos más de 20 millones de ciudadanos.

No se preocupe por los trabajadores, pymes y propietarios de pequeños negocios porque los miembros de este gobierno, Pablo Iglesias entre ellos, ya lo han hecho y tiene cobertura de desempleo, ayudas por cierre de negocios debido al estado de alarma. Situación ésta muy diferente a cuando gobernaron los suyos hace 8 años. Entonces los autónomos no tuvieron ayudas, los trabajadores sin ingresos no podían pagar sus hipotecas y los bancos, con ayuda del gobierno de los suyos los echaron a la calle, se quedaron con el dinero que ya habían amortizado, con los bienes de los fiadores, con la vivienda hipotecada y el hipotecado debiendo la parte sin pagar de por vida. Eso sí, meses después el banco vendía la vivienda a fondos buitres, con participación accionarial de miembros del gobierno, a precio de saldo. Y no hablamos de los más de 45.000 millones de euros que les regalamos todos los españoles y hasta ahora no han devuelto ni el 15%.

Esta es la diferencia entre un gobierno que gobierna para sus ciudadanos y un gobierno, el de Rajoy, de derechas, el suyo, que gobernó para las eléctricas, las petroleras, la banca, para un himno y una bandera y a los españoles, el 95% restante, que se busquen la vida.

Usted dice lo que dice porque sabe perfectamente que nuestro sistema democrático no se lo va a impedir y no le va a pasar nada de lo que anuncia. Si gobernara su ídolo, el analfabeto que tuvo a España en un puño durante 40 años, le concederían una medalla por su artículo y a mí si que me tendrían que buscar en una cuneta por contestarle.