Estoy de los nervios.¿Qué será, al final, la Nueva Normalidad? Aparte del rosario de normativas, de abrir playas, bares, teatros, restaurantes, fronteras, animar al gasto y consumo con el propósito de levantar la Economía... ¿la Nueva Normalidad será sólo la mascarilla y los 1,5 metros de distancia? Yo creo, por eso los nervios, que va a ser otra cosa. La vieja era no pagar el IVA, intentar engañar a la Hacienda; no dar de alta a algunos trabajadores, o por menos horas de las que realmente trabajan; intentar abusar en precios; no respetar el mobiliario urbano; ensuciar a conciencia los espacios comunes, y ponerlo como excusa para no limpiar las ciudades y los pueblos; hacer de alguna actividad productiva nido de clientelismo barato; abusar en alquileres y ventas en general por descontrol o falta de normas sin resquicio para el engañado; no tener recursos de defensa igual para todos ante la justicia; saltarse los horarios establecidos en el trabajo, fundamentalmente en lo público; avasallar en la conducción con una agresividad como si se fuera a acabar el mundo; ni que decir tiene que algunos ciclistas en la vieja normalidad eran los reyes del mambo: por los carriles bicis, por los pasos de peatones, en dirección contraria, por la aceras; difundir noticias falsas, bulos, mentiras, verdades a medias; tener «fluida conversación» dos/tres/cuatro personas alrededor de una mesa recibiendo, produciendo o contestando continuamente mensajes en el móvil; poder pasear al perro y no al niño en la pandemia... Añadan, añadan. Qué nervios; esto va a pasar a mejor vida.

De la Nueva Normalidad espero el aumento de la inversión en lo público: sanidad, enseñanza, servicio sociales, vivienda digna para todos, trabajo para todos, respeto para todos; más talante democrático; firme propósito de afrontar nuestros deberes impositivos; aumento de impuestos para los ricos; que las ayudas y auxilios para los que están en situación jodida se tramiten tan rápidamente como la ampliación de espacios para veladores; se medicalizarán las residencias de viejos más pronto que tarde; se agilizará la burocracia administrativa sobre todo para los parados, los de los ERTE, y el ingreso mínimo vital.En la NN será obligatorio confirmar la información antes de difundir bulos, calumnias, verdades a medias; no más botellones, pero no sólo porque se molesta el descanso y se incrementa en gasto comunitarios por limpieza, roturas de mobiliario urbano sino, sobre todo, insisto sobre todo, porque tenemos que erradicarlo para que la gente menuda no empiece a beber alcohol a los 12 años; ahora, como nos molestan, los enviamos al extrarradio, a las reservas, como si fueran animales, sin control. Confundimos el culo con las témporas.

En fin, como resumen gordo, rechazar la beneficencia de la vieja normalidad, léase donaciones de los ricos que tenían que pagar a Hacienda el 50% de sus ingresos más allá de quítame ese scanner; con los impuestos tiene que dotar a la sanidad pública elGobierno. ¿No es para estar nervioso antes del parto?

Lo de la gran Economía, en la NN, será recuperar actividad laboral y empresarial a toda máquina. Ahí no entro. Doctores tiene la iglesia. Soy un opinador de la NN de andar por casa. No vaya a ser que los próceres sólo se ocupen del turismo, de lo grande; y las minucias, lo social, lo que le importa al ciudadano, al que no es gran empresario, que le den. Algunos de esos cambios se los dejo lleno de unos nervios que «pa qué». Así dejaremos algunas cosas del pasado que nos han deshumanizado. No todo va a ser a lo grande. También deberán mirar lo chico, al pequeño agricultor, se me ocurre como ejemplo, que nos ha mantenido en la pandemia y se han enriquecido otros.

En fin: «Erase una vez un lobito bueno al que maltrataban todos los corderos y había también un príncipe malo (¿y un rey emérito comisionista?), una bruja hermosa y un pirata honrado», del acertado José Agustín Goytisolo.

*Periodista.