Solo he faltado una vez en los últimos 30 años a la Feria de Zafra: cuando me casé. Por eso que la pandemia haya obligado a suspenderla me llena de una desolación inusitada. Siempre se ha dicho -erróneamente- que Zafra era el ‘termómetro’ del agro regional. Ahora no celebrar la feria es como si el enfermo ya estuviera muerto.

De hecho, mi vida la divido en dos partes: el tiempo que desconocía lo que era la Feria de Zafra y desde que la descubrí. Allí he vivido momentos periodísticos inolvidables, visitas reales, los grandes fastos del 92, exclusivas informativas, y hasta hice información rosa, más propia del couché que del papel prensa. Los días en la Feria de Zafra están siempre repletos de emoción. Es como si la ciudad tuviera dentro de ella otra, bulliciosa y cosmopolita, más activa y luminosa.

En Zafra vi por vez primera un billete de quinientos euros en la compraventa de una cochina. He conocido ganaderos muy singulares. Sí, esos de sombrero de ala ancha, gafas de sol, diemte de oro y una cadena al cuello que les pesa más que todo el cuerpo. Los he visto pujar en la nave de subastas con un fajo de billetes abultándoles el bolsillo.

He vivido tardes de emoción en el coso taurino y el triunfo de los matadores en el Hotel Huerta Honda. Allí, con Noni de anfitrión, se cocía la intrahistoria de la FIG y se hacían negocios de sumas millonarias. De noche, en el ferial, las casetas son un hervidero de cuerpos que se amalgaman bailando, de deseo carnal en estado puro. Y al día siguiente vuelve a girar la rueda.

Un año sin Zafra es como si se cercenara parte de mi vida. Y no solo de la mía, sino la de miles de profesionales cuyo año depende en buena parte de cómo les vaya en la feria. Este virus nos está quitando mucho más de lo que parece: no solo vidas humanas, sino una forma de vivir. Me temo, en el futuro, una Feria de Zafra virtual con animales apareciendo en pantallas digitales y ganaderos tecleando en ordenadores portátiles. Ya no será la Feria de Zafra, sino otra cosa. Refrán: En esta feria has de ser o mercancía o mercader.

*Periodista.