Mucha gente me pregunta qué quiero conseguir escribiendo artículos en diferentes medios. Y me interpelan en tono irónico que si pretendo salvar al mundo. Y yo les respondo que no, que al único que quiero salvar es a mí mismo porque, para empezar, esto me sirve como distracción y otras cosas. Yo diría que la parábola del sembrador ilustra a la perfección lo que quiero decir: uno habla (siembra palabras), y gracias a Dios, el crecimiento lo da otro. Luego pretender quitarle el puesto a ese otro, no solo es vanidad, sino que es peligroso. Y digo peligroso no porque lo que yo diga pueda complicarme la existencia, que en ocasiones así fue debido a que tengo que tomar partido..., sino porque soy consciente del hecho de que algo de lo que exprese pudiera estar equivocado o afectar negativamente a alguna persona; y esto es lo que más me preocupa. Por eso, antes de ponerme a escribir, le pido siempre a Dios que guíe mi mano. Que haga crecer a aquellas semillas que Él considere dignas de crecimiento. Y las que no, que se las coman los cuervos, que de todo habrá.

AMBULANCIAS

Cáceres monumental y dormida

María Rosario Medialdea

Cáceres

Este pasado fin de semana he sido sufridora en segunda categoría de los nefastos servicios de ambulancia en el Hospital San Pedro de Alcántara de nuestra monumental ciudad de Cáceres. Siempre dormida. Así que he decidido manifestarme por escrito ante el Defensor del Usuario de la Salud de la Junta de Extremadura, con traslado al presidente de nuestra comunidad extremeña, relatando mi experiencia al respecto. Convencida de que hay que aplaudir lo bueno y hacer noble crítica de lo no tan bueno.

Me parece de todo punto irregular que una señora residente en las Hermanitas de los Pobres, de 85 años, a la que yo acompañaba porque soy voluntaria de las Hermanitas, tuviera que esperar más de tres horas para que una ambulancia la trasladara a su residencia. Sobre las 14.30 horas del pasado 17 de julio entramos en el servicio de Urgencias de dicho hospital. Sobre las 19.30, una amable doctora, impecable servicio de Urgencias, me informó de que las pruebas de la anciana habían terminado y que en cuestión de veinte minutos le darían el alta, sólo quedaba esperar a la ambulancia, que nos recogió finalmente a las 22.50. ¡No es indignante!

La anciana tuvo que permanecer inmovilizada en una camilla más de ocho horas sin ninguna necesidad. Por otros ciudadanos allí presente me entero de que las ambulancias no radican en Cáceres, que tienen que venir de Mérida o de otras localidades, que es lo habitual, esperar 2 o 3 horas, nosotras más de 3.

¡No me lo podía creer! De surrealismo tercermundista. Y que, además, la concesión del servicio en exclusiva lo tiene una empresa sevillana, Tenorio. Es claro y evidente que Cáceres es la eterna olvidada en multitud de aspectos y estamos ya muy cansados, al menos en lo que a mí respecta, hija adoptiva de Cáceres desde hace más de 50 años. Siempre callados y pasivos, así nos va en casi todo, transportes, industria, comercio y ahora en ambulancias... Muy mal y muy injusto. Pues por mí que no quede, por eso les he hecho llegar mi más enérgica protesta. Quizá no sirva para nada, es muy posible, mas ahí está mi constancia y mi parecer, humilde pero con mis derechos como ciudadana que reside en Cáceres.

CRISIS DEL COVID-19

Fin de la normalidad

Juan Manuel Vidal

Madrid

Lo que todos pensamos que serían 15 o 20 días de confinamiento terminó convirtiéndose en una pesadilla sin fin en la que algunos perdimos demasiado y otros solo perdieron tiempo, pero donde todos hemos perdido muchos grados de libertad. Quién sabe si nuestras vidas volverán a ser igual que antes, si algún día recuperaremos nuestra vieja normalidad... Gloria, honor y dignidad para los que se fueron, cuyo recuerdo permanecerá inmarcesible en nuestra memoria. Muchas acciones irresponsables no pueden quedarse sin su sanción correspondiente. Ojalá el tiempo ponga a cada uno en su sitio.