No me gusta. Yo soy de números y odio tener que hablar de pistolas para explicarlos. Hoy necesito escribir de vidas perdidas, de lágrimas derramadas, de manos blancas, de una sociedad que salía a la calle perdiendo el miedo a decirle a los asesinos que no iban a conseguir su objetivo. Tengo que hablar de Teresa y de Jaime.

La pasada semana fue especialmente dura, quizás la más dura desde que estoy en Madrid ejerciendo mis funciones en el Congreso.

Durante estos años tuve la suerte de conocer a Mar, la hermana de Miguel Ángel Blanco. Ella representa para una generación , para mi generación, la dignidad y la justicia, representa como nadie el esfuerzo de una sociedad para hacer que no se olvide lo que pasó durante años en este país.

Ahora comparto escaño con Teresa y con Jaime.

Jaime Mateu es hijo de un Magistrado del Tribunal Supremo al que, caminando a su trabajo, ETA asesinó con once tiros en la cabeza. Corría el año 1978 y cuando le escuchas contar cómo le recomendaron enterrar a su padre a las siete y media de la mañana se te hiela el alma. La historia no acaba ahí, ocho años después mataron a su hermano, un guardia civil que prestaba servicio en el País Vasco. Una bomba trampa le arrebató a otro miembro de la familia. Es un ejemplo para todos, es un ejemplo de temple y de señorío. Es un referente. Verle defender los valores que nos unen en directo , es digno de admirar y yo lo hago cada día.

Teresa Jiménez Becerril es la hermana de Alberto y la cuñada de Ascen, que aquel día de enero de 1998 volvían a casa por la sevillana calle Don Remondo cuando fueron asesinados de un tiro en la cabeza por unos asesinos que ni han pedido disculpas ni se han arrepentido. Su único delito era ser concejal del Partido Popular en Sevilla él y su esposa ella.

Teresa también es mi compañera, la veo sufrir con los debates sobre terrorismo, la veo indignarse y levantarse de su escaño cuando se habla de acercar presos o cuando se intenta blanquear a herederos de los asesinos de su hermano. Sufre casi siempre en silencio aunque a veces explota.

La pasada semana, mientras estábamos en el debate de las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos Generales del Estado para 2021, nos enteramos que Pedro Sánchez se había asegurado los cuatro votos de BILDU con el acercamiento de los asesinos del hermano de Teresa a cárceles del País Vasco. Mientras Teresa lleva más de veinte años sin poder ver a su hermano y su cuñada, sus asesinos estarán muchos más cerca de su familia como contraprestación a conseguir la aprobación de unas cuentas.

Esa tarde entré en el despacho de Teresa y ella mantenía la compostura, hablaba con COPE, y era el torbellino que todos conocemos. Ella no lloraba, pero yo sí. Al salir de allí no pude evitar hacerlo. Y supe en ese momento que tenía que contarlo.

De la política no se si saldré con más amigos de los que entré, pero sé que saldré con lecciones vitales, lecciones de valores, lecciones de dignidad de personas como Jaime y Teresa.

Yo no sé cuando acabe todo esto qué habré aprendido de mi paso por la política, pero estoy convencido de que estos ejemplos de vida, como también el de Mar la pasada legislatura son ejemplos de actitud, te llenan el alma, te hacen fortalecer tus creencias y te refuerza en tus valores.

Adolfo Suárez Illana, que cada vez que sube alguien de Bildu a la tribuna lee el libro “Vida Rotas” que relata los asesinatos de ETA desde 1960, nos cuenta a veces lo que le dijo su padre cuando decidió hace años entrar en política “ A partir de ahora te vas a dedicar a la tarea más noble a la que un hombre pueda dedicar su tiempo. Ahora bien, acostúmbrate a vivir en la excrecencia sin confundirte con ella”.

Le robo el consejo de su padre a mi compañero cada día. Pero otros no, otros están dispuestos a todo para aprobar unos presupuestos, están dispuestos a mezclarse y confundirse con la escoria, esa mierda hedionda, que también arrebató muchas de las vidas de los suyos. Pero no son los suyos porque Sánchez sólo es de Sánchez.

Y en estas me reconfortó el tuit de Vara. Yo que aquí suelo ser muy crítico con él, mucho, tengo que reconocer que él tampoco quiere confundirse con la excrecencia. Quizás hacen falta más pasos adelante y no sólo un tuit, pero yo que hace quince días le acusé de seguir a Sánchez reconozco que en este caso ha optado por la dignidad. Y me alegra. Yo también. Yo tengo ejemplos como el de Jaime y Teresa cada semana en mi vida que me hacen mejor persona y mejor político. Yo los admiro y admiro su coraje, su valentía y su actitud. Gracias por todo lo que nos dais.