No es septiembre. No hay farolillos ni la Avenida Fernández López tiene al fondo una gran noria girando. No hay puestos de algodón de azúcar. Es noviembre, y no hay azucarera.

Ya lo dijo Lincoln, que podías engañar a algunos todo el tiempo a todos algún tiempo…pero es imposible engañar a todos todo el tiempo.

Y el momento llegó. No hay elecciones cerca y ahora sale barato descubrir el engaño que fuiste alimentando durante meses sabiendo desde hace demasiado tiempo que la empresa Al-KhaleejSugar no tenía intención de instalar esta fábrica en Mérida.

Pero la feria de Mérida, esta, la de noviembre, la del algodón sin azúcar nos deja a un alcalde impostando indignación, retirando unos beneficios fiscales en el IBI, IAE, impuesto de construcciones a una empresa que ni siquiera había pagado los 76.000 euros de la licencia de obras y desbloqueando 60 hectáreas industriales de la Junta para que otros proyectos multinacionales puedan instalarse.

Casual o no, coincide en el tiempo con la noticia, aún sin confirmar, de que la multinacional Amazon pretende establecer en Badajoz un gran almacén logístico. Mucha casualidad este arranque de populismo del alcalde emeritense, indignado él, dejando entrever que las multinacionales se pegan por ocupar el espacio que tenía reservado la árabe.

Esto es Extremadura en 2020. Podemos decir que tenemos lo que nos merecemos, que en Mérida lo tienen como lo tenemos los extremeños.

Esta pasada semana en la Comisión de Presupuestos debatimos, entre otras, unas 65 enmiendas con más de 175 millones de presupuestos adicional para Extremadura. En internet están los apasionados votos de los diputados socialistas extremeños aprobando decenas de enmiendas al PNV para su AVE para sus cercanías o para sus carreteras y votando contra las mismas peticiones para Extremadura. Otra feria como la de Mérida en versión castiza y en la capital de España. Así nos va. En internet podéis ver sus brazos arriba con enmiendas de Teruel Existe, de Esquerra Republicana o de Bildu para sus territorios y sus brazos bajados cuando las enmiendas pedían incrementar las inversiones para las carreteras en Extremadura o para eliminar un paso a nivel allí donde el polígono industrial y las empresas están separadas del pueblo por una vía de tren.

Muy Bienvenido Mr Marshall lo de apoyar a la gran empresa que viene de fuera, eliminarle impuestos y abrirle las puertas porque puede ayudar a ganar elecciones pero no eliminar un sencillo paso a nivel que hace tambalear el futuro de decenas de autónomos o empresarios en Fregenal, por ejemplo.

Pero no pasa nada, el Alcalde de la feria se ha despejado la agenda para atender a esas decenas de inversores extranjeros que esperaban impacientes la liberación de ese terreno para generar miles de empleos en Mérida. Trabajos como los otros, aquellos que vendió en campaña y que muchos creyeron y agradecieron con el voto ilusionado.

Y en estas, con el apoyo ciego al empresario foráneo y el pisoteo al propio, leo la muerte de don José Luis Iniesta. Él no vino a Extremadura por las 60 hectáreas porque él era Extremadura. Él no necesitaba a la Junta ni al alcalde de la feria porque se hizo a sí mismo, porque generó cientos o miles de empleos en Extremadura por su capacidad, por su empuje, por su compromiso, por su fuerza, por su patriotismo extremeño.

El generó riqueza y empleo donde otros solo generan pobreza con sus decisiones. Lo sentí mucho y me hizo reflexionar sobre el papel del empresario extremeño, sobre como se sentirá cuando se para el mundo para abrir la puerta a quien sabemos que no va a venir y se vota en contra de eliminar una traba física que impide que los de aquí puedan tener su negocio conectado 24 horas al día con los servicios de su localidad.

Un día Extremadura cambiará. No sé cuándo. No se si será tarde o pronto, no sé si lo conoceremos mis hijos o yo , pero necesita cambiar, la tenemos que hacer cambiar. Necesitamos cambiar nuestra mentalidad. La feria de Mérida no es la enfermedad, es el síntoma. La enfermedad es mucho peor. Es la dejadez. Es el pasotismo. Es el engaño. Es la adoración al líder y el menosprecio al votante. Es la falta de respeto al extremeño que crea empleo.

La pandemia que se ha llevado por delante ya a más de 1500 extremeños es la peor de todas, pero para la pandemia de trileros y alcaldes feriantes no hay vacuna. O sí, cada cuatro años.

*Diputado nacional del PP por Badajoz.