Desde la Junta de Extremadura nos pidieron a los Departamentos de la Universidad que emitiéramos un Informe sobre la oportunidad de que la Montaña de Cáceres pudiera ser declarada como “Paisaje Protegido”.

Desde hace más de dos décadas vengo escribiendo sobre el exceso de protección ambiental en Extremadura como factor limitante para su desarrollo social y económico (ha perdido 45.000 jóvenes en la última década, de los que 3.000 son de la ciudad de Cáceres).

Ahora bien, para centrarnos en el término municipal de Cáceres, tenemos que señalar un dato poco conocido y es que no hay otro en toda Europa con mayor cantidad superficie protegida (116.000 ha integradas en la Red Natura2000), superando a comunidades enteras como el País Vasco (tres provincias) o La Rioja, por no hablar de la mayoría de las regiones europeas.

Cáceres tiene protegido, sólo en lo concerniente a Red Natura, el 66% de su superficie total, es decir, 4 veces más que la media de la Unión Europea, 6 veces más que Francia y casi el triple que España. Paradójicamente, posee un mayor número de hectáreas protegidas que el total de habitantes (96.126).

En este contexto de “excedente natural” algunos colectivos piden proteger también la Montaña de Cáceres, aunque no reúna los requisitos establecidos por las directivas comunitarias para su delimitación (rareza, singularidad y excepcionalidad). ¿Por qué hago esta afirmación? Pues porque su configuración fisiográfica y de biodiversidad actual no hacen a dicho espacio merecedor de tal categoría, y menos aun teniendo el municipio terrenos de monte esclerófilo mediterráneo con mayor calidad ambiental ya protegidos en zona de la sierra de San Pedro perteneciente a su propio alfoz.

Así, la Sierra de la Mosca, que por su orografía (entre 450 y 664 metros de altitud, que se alcanza en El Risco) se eleva sobre la inmensa penillanura (Llanos de Cáceres) comprendida entre los 300 y 410 metros de altura, a modo “inselberg omonadnock” de resistencia, por sus componentes litológicos que la hacen más resistente a los procesos de erosión y por ello sobresale como relieve residual. Se trata de dos formaciones paralelas que separan los núcleos urbanos de Cáceres y Sierra de Fuentes.

Desde la óptica de la flora y la fauna no posee a especies que no se encuentren en los entornos próximos del mismo término municipal, y de forma más abundante, por lo que no constituye un espacio de rareza o excepcionalidad en sus biotopos, siendo de los más comunes y extendidos por casi toda Extremadura.

Por otro lado, el espacio considerado, delimitado de acuerdo con la cartografía del Instituto Geográfico Nacional y del Geológico de España (MAGNA), se ha analizado a través de las imágenes satelitales del Corine Land Cover para definir los Usos del Suelo, así como determinar las edificaciones existentes en el interior de la Montaña cacereña.

Se han verificado más de 500 edificios de carácter residencial, excluidos los de uso agrícola o públicos, que se extienden, a modo de metástasis, con diferente intensidad según las distintas áreas de la citada sierra siendo más numerosas en las zonas “mosaico de cultivos” y de cultivos permanentes (olivares) que ocupan 454 hectáreas, y aunque con menor densidad se localizan en todos los otros tipos de suelos: bosque de frondosas (703 ha), dehesas (669 ha) o matorrales esclerófilos (256 ha).

Tan elevado número de construcciones diseminadas han antropizado el lugar, acabando por descartar como paisaje natural al conjunto fisiográfico de la Sierra de la Mosca, al tratarse de una unidad geográfica perfectamente delimitada que, para mayor abundamiento, fue excluida del catálogo de área protegida como ZEPA, que la rodea casi totalmente, al no reunir los requisitos exigibles para tal consideración por parte de la Unión Europea (a pesar de usar un rotulador no muy exigente en los trazados).

*Catedrático de Ordenación del Territorio de la Universidad de Extremadura.