Se fue. No quería creérmelo. Cuando me enteré hace unas semanas de su delicado estado de salud, me cayó como un jarro de agua fría aunque me sirvió para irme haciendo la idea hasta que llegó el día de su fallecimiento. Qué duro. Yo creía que Miguel sería eterno. Y lo será. Hay personas que nunca pueden morir y si lo hacen no lo harán nunca en la memoria colectiva. Porque Miguel Celdrán era Badajoz. Era su gente. Era su carácter, era su forma de ser. Para ser el mejor Alcalde de la historia de una ciudad tienes que parecerte como un espejo a ella. Como Miguel y Badajoz.

Esto días se ha escrito y hablado mucho sobre su figura. Personas que estaban cerca de el, personas que han compartido con Miguel gran parte de su obra maestra, que han sido colaboradores necesarios para la gran transformación de una ciudad de interior en una gran capital comercial , en una ciudad internacional, en una capital de la innovación, de la sanidad, del carnaval. En una ciudad monumental.

Con inmensa pena. Así me siento cuando le recuerdo. Con mucho orgullo. Así nos sentimos todos cuando hablamos de Miguel, por su forma de ser, por su naturalidad, por su sencillez, por su forma de dirigir y por su forma de escuchar. Por su fortaleza, su talento y olfato político. Por su capacidad para hacer equipos imbatibles y sacar el máximo de ellos. El mejor gestor es el que es capaz de sacar el mayor rendimiento de su equipo. Y el lo hizo. Por su amor por Badajoz y por Extremadura. Por su capacidad para recuperar para todos la Plaza Alta, poner en valor la Alcazaba, visualizar el crecimiento de Badajoz hacia Portugal entendiendo que ese era el futuro de esta ciudad moderna. Un visionario.

Aún recuerdo el primer mitin en el que lo vi. En Talavera en el año 95. Te hipnotizaba. Años después también en Talavera, en el primer mitin de mi vida política, fui su telonero. Elecciones locales del 99. Me temblaba todo y sólo me dijo que eso se pasaba con los años. Miguel, puedo decirte ahora que no se pasa. La plaza de mi pueblo estaba a reventar y no era por ninguno de nosotros, era por él que atraía, que enamoraba, que te hacía reír y te envolvía con su discurso. “Bebe que te llene”. “Hacen hablar a las momias de Llerena”. “Nosotros podemos meter la pata pero nunca la mano”. “Cuando Dios creó la luz, el Ayuntamiento socialista de Badajoz ya debía tres recibos”. Las recuerdo todas. Recuerdo aquel día en el que hablaba sobre sus visitas en su infancia a Talavera para jugar y pescar con su amigo Pepito. No era época fácil ni plaza fácil. El ayudó a que la gente perdiera el miedo a significarse, y lo hizo durante años a lo largo y lo ancho de toda la provincia. En todos los pueblos tienen anécdotas de sus visitas y recuerdos de sus mítines. Era un hombre de partido que amaba profundamente al Partido Popular.

Padre. Estoy convencido que no sabía mi nombre, porque siempre me llamaba padre. Siempre tenía una palabra. Siempre. Un chascarrillo, una frase, una broma. Siempre. Para mí y para todos. Un Alcalde de los que no podían pasear por su ciudad sin parar mil veces, sin hablar con los vecinos. Sin cruzarse. El sí era un padre para todos, para los que tuvo alrededor y para los ciudadanos de Badajoz.

No tuve la suerte de que fuera mi padre político, pero todos aprendimos de el a distancia .Todos le vimos defender Badajoz de las discriminaciones de la Junta, le vimos sanear un ayuntamiento en bancarrota. Le vimos hacer milagros y abrir su puerta para todos. Porque era un alcalde del pueblo.

Estoy triste. Se nos va un referente, pero ya es eterno. Nuestra misión con su legado pasa por conseguir que nunca se pierda, pasa porque lo transmitamos de unas generaciones de nuestro partido a otras. No era sólo nuestro Presidente honorario. Era nuestro referente, nuestra alma, nuestro guía. Y no volveremos a verle nunca más.

Decía Máximo Meridio en Gladiator que todo lo que haces en la tierra tiene su eco en la eternidad. Él tiene ese eco para siempre. Badajoz ha perdido un ciudadano ejemplar. Su mejor Alcalde. Y no ha tenido la despedida que merece por este maldito virus, pero Badajoz se lo debe, Badajoz le debe mucho a Miguel como Miguel le debe mucho a Badajoz. En la eternidad le espera su legado. Le espera su espacio en la historia.

La última vez que lo vi me dio un consejo que me guardo para mí. El último. Porque él tenía palabras para todos y consejos para todo. Es nuestro referente. Será nuestra estrella. Es eterno. Miguel Ángel Celdrán Matute. Descansa en Paz.

*Diputado Nacional del PP por Badajoz