Cada cierto tiempo, alguien se mete con Extremadura. Más o menos conocido, sea un concejal catalán, un youtuber o la propia María Jiménez, sus comentarios se hacen virales y, como contrapartida, generan un aluvión de críticas desde la región. Pero como dice la Rosario, la abuela youtuber extremeña, «el chiste se cuenta solo».

Es decir, salvo declaraciones que puedan incitar al odio y considerarse delito, el sentirnos tan ofendidos por cuatro tonterías que digan personas que muy probablemente no habrán visitado nunca Extremadura es una reacción desmesurada. Como si nos fuera la vida en ello. Como dice el refrán, no hiere quien quiere sino quien puede y la ofensa no es tal si nos aplicamos otro dicho popular, a palabras necias, oídos sordos.

¿Por qué entonces nos rasgamos las vestiduras? Da la sensación de que hay cierto complejo entre los extremeños porque el que se pica, ajos come. ¿Por qué nos picamos? Al final, reaccionando desmesuradamente ante las críticas, lo que realmente hacemos es dar pábulo a quien deberíamos condenar al silencio, al por un oído me entra y por el otro me sale.

O quizás la reacción es consecuencia del hartazgo por los prejuicios y lugares comunes que, a pesar del paso de los años, siguen ahí. Ángels Barceló preguntaba hace unos días en una emisión desde Cáceres por qué a Extremadura se la sigue considerando «un secarral». Quien piensa así no ha estado en esta región. «De la incultura se sale», dice la Rosario.la Rosario

Afortunadamente, cada año hay más personas que optan por comprobar de primera mano si los tópicos son ciertos y, tras visitarla una vez, repiten. Con eso deberíamos quedarnos, con el orgullo de saber realmente cómo es la tierra en la que vivimos, digan lo que digan quienes no la conocen.

Pero ojo, no todo es de color de rosa. Esta también es una tierra donde faltan oportunidades, para los adultos y más aún para los jóvenes. La despoblación avanza, sí y, si no se remedia pronto, si no llegan empresas e industrias, infraestructuras que la conecten y la hagan competitiva, los jóvenes seguirán marchándose en busca de empleo y regresando solo para desconectar y, como canta la extremeña Bebe, «respirar».

Ya decía Extremoduro que esta era una región «extrema y dura». Pero, claro, como se suele decir, a mi hijo solo lo critico yo. Con el resto, no hay mayor desprecio que no hacer aprecio.

*Periodista