Cuando Bruselas habilitó los llamados Fondos de Recuperación y Resiliencia para ayudar a superar la crisis causada por el coronavirus, durante un tiempo se pensó que realmente servirían para lo que nacieron. A lo largo de estos meses, y ante los 140.000 millones de euros concedidos a España, se realizaron propuestas para hacer un buen uso de ese dinero y cumplir los objetivos marcados; es decir, sacar a la ciudadanía y a los sectores económicos de la situación que están atravesando. Todavía no sabíamos que ese dinero lo iba a manejar Moncloa a su antojo.

Ahora conocemos el plan de Sánchez; plan que ha conseguido sacar adelante gracias a Vox por su abstención en la votación del Real Decreto que regulará cómo se invertirá este fondo. Ese Real Decreto deja claro que será gestionado únicamente por Sánchez, quien decidirá hacia dónde se dirige el dinero, desoyendo las peticiones de una gestión independiente para evitar el clientelismo (modelo socialista andaluz). La creación de una autoridad autónoma, de un comité de expertos que dirija desde esa experiencia las líneas de actuación evitaría la arbitrariedad en la concesión de las ayudas; pero ya sabemos que esto del comité de expertos no es santo de la devoción de Sánchez.

Ese modelo de gestión despótica ha sido duramente criticado hasta por el Consejo de Estado. Entre las críticas está la elusión de controles, escapando así a la vigilancia del dinero público para asegurar su buen uso. Cualquiera que haya asistido a la actuación de los auditores de la Comisión Europea sabe que los fallos en el control de los fondos es motivo de sanción, o corrección financiera como la llaman ellos. Es inimaginable que Bruselas permita un reparto discrecional, sin control y sin la condicionalidad que imponga la Comisión. Veremos el resultado de este desatino.

En Extremadura estamos a oscuras. No conocemos qué proyectos va a presentar nuestra región a esa ventanilla monclovita para que sean aprobados o rechazados. La Junta dice que aún no hay nada concreto; no hay forma, por más que insiste el PP, de que la transparencia de boquilla se haga real. Es asombroso que conozcamos, por ejemplo, los proyectos del País Vasco o los de Andalucía o Madrid y que los extremeños no sepamos nada de los nuestros.

Estamos en la cuenta atrás: el plazo para que España envíe a Bruselas los proyectos aprobados acaba el 30 de abril, pero a Vara no le interesa el ofrecimiento de Monago de un trabajo conjunto por el bien de Extremadura. Prefiere relatar los hechos consumados desde la tribuna de la Asamblea en el debate sobre el estado de la región; hechos que no serán fruto de un consenso, de una labor común por nuestra tierra. Serán los fondos de Juan Palomo: «yo me lo guiso, yo me lo como».

*Ingeniero técnico agrícola y diputada regional del PP