Si pudieran volver atrás en el tiempo, sabiendo lo que hoy saben ¿cambiarían muchas cosas que hicieron?, ¿se atreverían a hacer eso que dejaron sin realizar? Se supone que cuando llegas a una edad empiezas a mirar hacia atrás pensando que, con suerte, el camino que queda por delante tendrá la misma duración que el que ya has recorrido, y aparece una sensación de vértigo. Primero, por lo de todo tiempo pasado fue mejor, que suele parecernos así porque hemos disfrutado de la plenitud del cuerpo, de las ganas y de las ilusiones. Todo estaba por hacer. Segundo, porque caemos más a menudo en que no somos eternos y que, en algún momento (realmente en cualquiera), la fiesta se acaba. Que no es algo para pensar todos los días, pero está ahí.

Hay una película que se llama ‘About time’, en la que el protagonista puede volver atrás en el tiempo y cambiar el día a su antojo hasta conseguir que le salga como desea; lo que ocurre es que al variar sus elecciones cambian también las consecuencias, como, por ejemplo, el que los hijos sean distintos dependiendo del momento en que se concibieron. Así que cambiar el pasado conllevaría un futuro diferente, pero no tiene por qué resultar en lo que pretende nuestra cabeza.

En estos días leo que la situación política actual es la consecuencia de que Rajoy no convocase elecciones y dejase que el bolso de Soraya propiciase una moción de censura. O de los atentados del 11M, que cambiaron nuestro país para siempre. O del descontento por la crisis económica que permitió el surgimiento de los movimientos populares y los partidos de ultraizquierda…

Cambias una pieza y, zas, cambia todo el puzzle, pero no tiene por qué ser a mejor. Que quizás las cartas están repartidas de antes y hay lo que tiene que haber y nos tocaba pasar una pandemia a lo bestia, tener 100 mil muertos, cuatro millones de parados y unas previsiones económicas que asustan. Porque igual era inevitable de todas todas. Y hay quien dice que con otro gobierno las cosas serían diferentes, pero eso es algo que nunca sabremos.

Lo que sí es evidente es que ellos no están a lo que tienen que estar, que se les va el tiempo maquinando cómo ganar asientos en vez de planear cómo vacunar mejor u organizar la ruina que viene. Y nosotros lo que queremos es poder mirar atrás y pensar por una vez que estamos mejor que estábamos, que hubo un año para olvidar y que lo que viene es mejor. Tiene que serlo.