Este año he leído muchos comentarios acerca del Día del Padre, desde quienes agradecían todo lo que el suyo había hecho, hasta quienes recordaban con dolor esa figura ausente. Y había también quien quería eliminar la celebración porque consideraba que en su familia esa persona no tenía cabida.

Tampoco celebréis el Día de la Madre, que somos dos padres, o que los niños que han perdido a la suya se traumatizan. Y entonces, por uno o dos casos en un aula el resto de los compañeros no lleva nada a casa.

Así que, una vez más, hay quien, desde una minoría, pretende hacer a los demás vivir a su manera y con sus normas.

Nunca antes la mayoría había sido tan esclava de las decisiones de unos pocos. Querer que tu caso, tu trauma o tu experiencia personal marquen el rumbo de la vida de los demás o la legislación sobre algunos temas es egoísta y ridículo a partes iguales. Porque, queramos o no, existe una mayoría que marca la normalidad, que no significa que haga a lo otro anormal, sino que define la norma, de línea a seguir.

Hemos pasado del lógico respeto a las minorías a la dictadura de éstas, con desprecio a las mayorías, que además se han de sentir culpables por el sólo hecho de serlo y, por supuesto, deben reparar imaginarios daños causados.

Recuerdo en un viaje a México que me echaron en cara que mis ancestros habían ido a esquilmar, asesinar y robar al Nuevo Continente. Se suponía que yo tenía que pedir perdón por unos hechos del siglo XV. «Revise su árbol genealógico - le dije. Busque entre sus tatarabuelo y demás. Mi familia sigue en Extremadura».

Nunca antes se habían puesto etiquetas tan rápidamente, ni se habían hecho juicios con condena sin mediar más juez que la opinión de unos pocos.

Pero vamos a prohibir, a limitar, a eliminar, porque me ofende. La fina piel de algunos aguanta apenas un roce con la realidad.

Se prohíbe Lo que el viento se llevó por su sesgo racista. Pero vamos a ver: ¿eso ocurría así o es que se hace apología de la esclavitud? ¿Expone una época histórica tal y como sucedía?

¿Y no ofende más que quieran hacer creer que Ana Bolena era negra en vez de buscar otras mujeres de color como referentes sin tener que reescribir la Historia? Porque eso me parece negar la valía de las que sí existieron.

Vamos prohibir los poemas de Neruda porque fue un mal padre y abandonó a su esposa. ¿Eso resta hermosura (si la tuviera) a sus escritos? Se puede ser una mala persona y un buen artista; de hecho el arte está lleno de dipsómanos y gente de mal vivir con unas obras maravillosas. (En cualquier caso, aquí no hay problema: Neruda era comunista, por lo que no se atreverá nadie a reprocharle nada hoy día, eso sería anti democrático).

Miremos el mundo con un prisma cada vez más reducido y sesgado, eliminando de la vista todo lo que ofenda a cualquiera. No vaya a descubrir alguien que la vida a veces es muy jodida.

* Periodista