El pasado jueves asistimos en la Asamblea de Extremadura a una de las mayores contradicciones protagonizadas por el PSOE en lo que llevamos de legislatura. Rechazaron la misma moción contra la mina de Valdeflores que unos días antes había apoyado su mismo partido en el Ayuntamiento de Cáceres, dejando de esta forma a sus compañeros del Consistorio tirados, y lo que es más dramático, sembrando dudas e incertidumbres entre la ciudadanía cacereña.

Y es que en nuestra región, a falta de mociones de censura y elecciones anticipadas que están golpeando el tablero político durante estos días y que están generando inestabilidad en gobiernos y descontento en la ciudadanía, el propio PSOE decidía sumarse a esta inestabilidad en la región, ofreciendo de nuevo inseguridad e incertidumbre a la ciudadanía cacereña con esta postura. Parece más interesado en proteger los intereses de la empresa minera Infinity Lithium que en dar carpetazo de una vez por todas a un proyecto cuyo rechazo social es mayoritario en la ciudad. Además, es conocido que esta empresa no tiene reparos a la hora de comprar voluntades de ex políticos y de ahí que sea comprensible el voto negativo a la moción de la formación naranja, el único en el Ayuntamiento cacereño pero al que se unieron los socialistas en la Asamblea regional.

Este proyecto va a suponer abrir en canal el corazón verde de Cáceres y situar una explotación minera a cielo abierto a menos de dos kilómetros de su centro histórico. Una de las joyas que tenemos en nuestra tierra, Ciudad Patrimonio de la Humanidad, escenario de películas y series internacionales por el elevado nivel de conservación de su casco antiguo.

Por ello, ante estos proyectos la pregunta que nos debemos hacer es sencilla: ¿compensa? ¿Compensan los daños ambientales y hacia la salud por un centenar de puestos de trabajo durante 10-20 años a lo sumo? (dependiendo siempre de si la empresa no hace lo que hicieron en Aguablanca y se va antes de terminar su explotación dejando el impacto ambiental pero también el socioeconómico a cargo de las arcas públicas que son las que sostienen los Planes de reconversión de empleo).

¿Compensa destruir todo lo construido hasta ahora?: La imagen de Cáceres como ciudad de destino cultural, arquitectónico, patrimonial, gastronómico, turismo de primera calidad… ¿Compensa destruir tanto esfuerzo llevado a cabo por parte de los cacereños y cacereñas?

¿Compensa la pérdida de la denominación Ciudad Patrimonio de la Humanidad como ya ha alertado la Unesco? ¿Compensa poner en jaque los recursos hídricos subterráneos del calerizo que se verían afectados ante un futuro de escasez de agua? ¿Compensa bloquear la instalación de proyectos empresariales que sí que respetan la imagen y el modelo de desarrollo económico que la ciudad de Cáceres lleva potenciando años?

Y lo que es más importante: ¿Compensa deteriorar la salud de la población cacereña?

La ciudadanía cacereña lo tiene bastante claro al igual que la mayoría de los representantes políticos en el Consistorio a excepción de Ciudadanos y del PSOE en la Asamblea.

Este proyecto además comenzó de la peor de las maneras y es con una empresa saltándose la normativa ambiental a su antojo y actuando con total impunidad, destrozando parte del patrimonio natural del Valle de Valdeflores para abrir pistas para hacer las prospecciones. Actuaciones por las que la empresa tiene ya una sentencia que le obliga a restaurar los destrozos ocasionados pero que se resiste a ejecutar.

Ante todas estas amenazas lo normal es que el Gobierno de Fernández Vara escuchara de manera activa lo que tiene que decirle la ciudadanía cacereña organizada. Sin embargo, mientras recibe sin problemas a Infinity Lithium, ha rechazado hasta en cuatro ocasiones las peticiones de la plataforma ‘Salvemos la Montaña’ para poder reunirse y discutir todo lo que concierne a este proyecto. El presidente debe ser el presidente de todos los extremeños, y sobre todo, de la ciudadanía que lo eligió para dirigir la región, y no el presidente de las multinacionales.

Por todo ello, le pedimos al PSOE un ejercicio de coherencia. No es de recibo que vote una cosa en el Ayuntamiento de Cáceres y la contraria en la Asamblea de Extremadura. La ciudadanía cacereña y extremeña no se merece este bochornoso espectáculo. Hasta el propio alcalde de Cáceres, que ha visto como su partido a nivel autonómico lo dejaba solo ya lo ha advertido: la ciudadanía cacereña no quiere mina ¿Mina de entrada no y luego será que sí como ocurrió con la OTAN en los 80?

No es justo que el Gobierno de Vara se parapete detrás de conceptos como seguridad jurídica o respeto a la legalidad vigente cuando vemos que estas dos se vulneran en beneficio de las empresas mineras y en perjuicio de la ciudadanía extremeña.

La Unión Europea dejó bien claro que los proyectos mineros no verían la luz si existía una fuerte oposición social a los mismos. En este proyecto la oposición ciudadana es patente y clara y como responsables públicos debemos de escuchar a la ciudadanía y no los cantos de sirenas de empresas que vienen con mentalidades coloniales y se piensan que aquí pueden extraer nuestros recursos, saltarse la ley y quedar impunes.

*Secretaria general de Unidas Podemos en Extremadura, diputada autonómica