Decides mandar un paquete a tu hija que es residente en otra comunidad autónoma, a la que no ves desde meses, debido a la pandemia.

Te aprietas el cinturón y entre ropa y embutidos gastas más de 200 euros, metidos en una gran caja de 5 kilos. Confías en Correos y un operario lo recoge en tu domicilio de Zafra el 12 de abril con destino Sevilla, con la contratación de Correos Paquete Premium entrega en 24 horas.

El tiempo pasa y el paquete no llega. Reclamas tú, tu hija, vuelves a reclamar, llamas por teléfono, vas a la oficina de Zafra y hablas con el jefe, vuelves a poner otra reclamación, vas a la OMIC... y así, como la espuma, se esfuma. 

En nada habrá pasado un mes y lo único que recibes son palabras de disculpa y trolas. ¿Cómo se llama esto? ¿Es un robo, un hurto?

 ¿Un engaño? ¿Qué pasa con el operario que se lo llevó y te dejó un resguardo con su identificación? 

Lo digo porque a día de hoy sigue sin saberse nada del paquete. Ya saben, a la hora de mandar algo, piensen en que manos lo dejan.

Esperanza Carmona Barragán // Zafra