Pablo Iglesias (Madrid, 1978) se despide de la política con unos versos de la Nova Trova Cubana: «Yo no sé lo que es el destino, caminando fui lo que fui», que pertenece a la canción El necio, del noveno álbum del cantautor Silvio Rodríguez, precisamente de nombre ‘Silvio’. Es una despedida como todo lo que ha hecho: muy efectista.

Recuerdo que en 2014 su partido no tenía siquiera un icono para presentarse a las elecciones europeas y en la papeleta se reproducía su cara. Desde ahí a querer asaltar los cielos hay un mundo, que casi consigue recorrer con el apoyo de ciudadanos ilusionados. Sin embargo, deja un sabor agridulce, de fuegos de artificio, de sueño que no se ha cumplido.

El necio, una de las grandes canciones sobre la revolución cubana, habla de un hombre obstinado en seguir ‘a la zurda’, fiel a sus principios hasta la muerte, e incluso pasando por la tortura. «Yo me muero como viví», dice el estribillo con una armonía riquísima y sorprendente. 

Siete años ha durado en política el heredero del 15-M. Mucha efervescencia de quien estaba llamado a cambiar el país y modernizarlo preconizando una república. Hay que reconocer que ha habido grandes avances y muchos errores, la mayoría estéticos, como irse a vivir a un chalé a Galapagar o fardar de familiares del FRAP. También Iglesias ha sido objeto de una cacería mediática abominable e injusta.

 La canción habla de «la necedad de vivir sin tener precio». Es un deseo al que todos aspiramos. Espero, de corazón, que Iglesias sea obstinado en su necedad y que, como sucedió con Anguita y Gerardo Iglesias, vuelva al discreto papel de docente, renunciando a todas las prebendas derivadas los cargos que ha ostentado. De lo contrario, el verso de la canción se quedará en solo en palabras hermosas y papel mojado. La frase: Yo quiero ser a la zurda más que diestro (Silvio Rodríguez).