He dicho cielos que no nubes, no me malinterpreten, y el motivo no es otro que sus 4.700 millones de euros. En el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España enviado a Bruselas, nuestro Ministerio de Educación prevé una inversión total de 4.687 millones de euros divididos de la siguiente manera : 1.500 millones para la digitalización, 2.075 para la Formación Profesional y 1.115 para la equidad del sistema educativo. 

Ante tal lluvia de millones, que no olvidemos no caen de los cielos, vienen de los fondos europeos, y el título del plan que incluye la recuperación, la transformación y la resiliencia, uno se queda sin palabras y qué le queda salvo alzar su vista al cielo, porque si es a la tierra, esa que pisamos el resto del mundo mundial, algunos milloncejos hubiésemos dejado para otras cosas.

No sé, por ejemplo se me ocurre qué va a pasar con el próximo curso escolar. A estas alturas cada Consejería debería estar estudiando sus plantillas funcionales, y éstas dependerán tanto de las ratios como de los grupos burbujas pero con una gran diferencia, de momento no sabemos si habrá fondos extras para ello, y si tendrá que asumirlo la comunidad o podrá contar con fondos centrales, y para algunas comunidades eso será determinante, porque el covid seguirá conviviendo con nosotros y en nuestras aulas, no hay más que ver los datos de modalidad no presencial.

Castells, ministro de Universidades ya ha avisado que ellos sí mantendrán las mismas condiciones. Sería absurdo y un riesgo innecesario que la educación no universitaria no lo hiciera, aunque teniendo en cuenta que todavía quedan docentes sin vacunar con la primera dosis, que a algunos colectivos, dentro de los docentes y con alumnado a cargo, se le sigue negando, nos podemos creer cualquier cosa, por absurdo que parezca.

En todo caso, digo yo, que está muy bien la digitalización, las aulas del futuro, la formación, etcétera, pero no olvidemos que la LOMLOE no sólo debe limitarse a currículo, competencias y digitalización, el profesorado, el gran olvidado de todas las leyes es una asignatura pendiente y tanto rebajar las ratios con o sin pandemia, las horas de docencia directa, que no las lectivas, especialmente en infantil y primaria, y un reconocimiento salarial acorde a las nuevas «competencias» y «esfuerzo» que a los docentes sí se nos exige, es una deuda pendiente muy terrenal, y para los que nunca llueve dinero del cielo.

Y como casi nunca llueve café en el campo, para una vez que cae del cielo, que caiga en el campo, pero en el campo de batalla