En el comienzo de algo siempre queremos que nazca en las condiciones idóneas y favorables, con todos los elementos implicados en perfecta sintonía. En nuestros pensamientos es así, y por supuesto, en nuestros deseos también, pero que en realidad suceda tal y de ese modo, como dice el refrán, es harina de otro costal. 

El inicio es duro, repleto de esfuerzo, y los resultados invisibles, pero la perseverancia es la que marcará la primera diferencia para el éxito, luego serán y vendrán otras. Esta semana celebrábamos el X aniversario del ‘Balcón del Tajo’, para quienes no lo conozcan se trata de una travesía desde el embarcadero de Cedillo, en pleno corazón del Parque Natural Tajo Internacional, dos países, España y Portugal, donde su frontera, como me gusta siempre repetir, es solo agua, riqueza que empapa a los dos orillas y que genera una riqueza natural y cultural cuya belleza es inmensurable. Solo realizar su recorrido puede dar detalle de eso que me gustaría en estas líneas trasladar porque solo de la abundancia del corazón habla la boca (Lucas 6:45) y ese rincón es un maná.

"El inicio es duro, pero la perseverancia es la que marcará la primera diferencia para el éxito"

Hubo quien creyó en él sin dudarlo, hubo quien no titubeó al apostar por un recurso que unía fronteras, hubo quién pensó que ese tesoro era para compartirlo y mostrarlo como fuente de desarrollo, hubo quien confió en los pueblos para generar igualdad de oportunidades independientemente de donde estuviesen, hubo quien pensó que merecía la pena pelear por los sueños navegables pese a todas las zancadillas, hubo quien no vaciló al situarse del lado de todos los alcaldes que creían que sus pueblos tenían futuro, hubo quien fue capaz de llenarse de agua hasta las rodillas para que ese barco que hoy cumple diez años y al que se han subido más de 200.000 personas fuese una realidad, ella fue Charo Cordero. 

Ese día que se inauguró no le importó mojarse hasta las rodillas: fuerte, segura y convencida, junto a los alcaldes, la ilusión y las ganas de trabajar por la zona era lo que verdaderamente inundaba todo. Ella fue y es la capitana de ese barco, pero, sobre todo, de todos lo que eso representa: el municipalismo, el desarrollo rural, la cohesión territorial, el desarrollo de la riqueza diversa, la verdadera igualdad social. Ella se empapó sin reparos cuando más hacía falta, al lado de todos aquellos que estaban dispuestos y al comienzo. Ella es y será parte de ese agua que enriquece fronteras, que suma y no divide. 

Ella fue la gran protagonista de ese décimo aniversario, Charo Cordero.