Si algo representa ese «clásico instantáneo» que es el Plan Estratégico (0)2050 para España, es un ejercicio de procrastinación. Ya sabemos que no hay nada más antiguo que el periódico de ayer, así que imaginen una proyección a 29 años en power point.

El documento (leído, no crean; vaya mañana de sábado) tiene un fundamento indudable con el que es difícil estar en desacuerdo: todo aquello que no se planifica tiende a ser complicado de controlar. La planificación, somera, ayuda a resolver los problemas que, seguro, vendrán en el camino. Sin embargo, hay una morosa omisión que hace pensar que de lo anterior no hay tanto: ni una sola mención a acuerdos políticos. O a lo peor, nuestros actuales dirigentes piensan que su partido va a estar gobernando firme y en solitaria tranquilidad los próximos 30 años. Las pistas no van por ahí, pero quién sabe…

Cuando, en medio de una coyuntura económica y social como la actual y ante el final de la disruptiva pandemia, te dedicas a mirar con calma analítica a la lontananza, o estás jubilado o es que prefieres no atender demasiado a lo que tienes delante. Como el estudiante que regatea consigo sí mismo «un capítulo más y luego empiezo a estudiar». O cuando vas a planchar y encuentras cualquier excusa que se ponga por medio para hacerlo más tarde. Vaya pereza. Con el gusto que da procrastinar.

Pero es que, mire, oiga, no todos tenemos el mismo tiempo que parece sobrarle al gobierno de España. Y eso que todos consumimos ya la idea de que la política es, básicamente, el anuncio (de que vas o piensas hacer) o la declaración (identitaria, en su mayor parte). Vale, asumido, siempre y cuando tengamos la tranquilidad de que la maquinaria avance proveyendo soluciones. Algo que, ahora mismo, no parece estar pasando.

Del anuncio de la «mayor movilización de recursos de la historia» (Sánchez dixit) del atroz marzo del 20 un enorme número de pymes y autónomos no han visto nada. O si lo han visto, la previsión (del propio gobierno) era cubrir unos seis meses de caída de facturación. Algunos sectores (turismo, transporte) han seguido sufriendo paralizaciones y restricciones y, en cambio, han sido tratados como los servicios profesionales, que incluso han vivido un incremento de la actividad. Estas mismas pymes y autónomos, además, no han vivido la comprensión de la hidra estatal, y la mano de administraciones públicas tributarias y sociales han redoblado esfuerzos en su presión recaudatoria. No sólo te cuesta viabilizar tu negocio, sino que lo haces para el estado.

"Corrupción también es no hacer cuando tienes la capacidad para ello. Mirar para otro lado"

No hay tampoco posibilidad de planificar contrataciones, ya que no se han suavizado las contrataciones temporales (ahora tan necesaria) ni las cuotas sociales, y cada prórroga de los ERTE, un instrumento cuasi propagandístico de este gobierno mientras ataca a la legislación que los «blindó», es un juego de equilibrios cada pocos meses que crea desasosiego.

La normativa concursal sólo ha creado un «paraguas» temporal pero no ha respondido a una situación tan imprevisible como esta pandemia, creando soluciones transitorias que otorguen a empresas y administradores un escenario más largo que motive a mantener compañías y empleos en funcionamiento, sin altísimos riesgos personales.

No puede fiarse todo a los fondos estratégicos o el maná europeo. Los primeros, porque además de tener un nicho concreto (grandes o empresas estratégicas) han mostrado en su aplicación, sino arbitrariedad, al menos un margen de discrecionalidad que ha derivado en controvertidos rescates que crean agravios comparativos. Los segundos, porque además de que serán condicionados, carecen de regulación aún y no sabemos cuándo estarán disponibles, si en verano o en el tercer o cuarto trimestre.

Una dejadez de este tipo sólo puede deberse a ignorancia o maldad. Yo, como Hanlon, creo que no hay tanta capacidad de mal, no creo que se busque la destrucción de una clase empresarial de forma ordenada para potenciar o crear otra. Quizás más afín. Corrupción también es no hacer cuando tienes la capacidad para ello. Mirar para otro lado porque la caída de otro, molesta. 

Y sí, una ingente llegada de millones, mal gestionados, también son un excelente caldo de cultivo.

*Abogado, experto en finanzas