Si hay feria, hay una feria en condiciones y, si no es posible, pues se aplaza a un momento en que las restricciones por el covid sean menores y se pueda celebrar como todos esperan, con fuegos, con atracciones… Es el sentir de buena parte de los placentinos, que tienen la sensación de que les han robado la feria también este año.

Porque es cierto que el ayuntamiento se ha esforzado y todas las concejalías se han unido para preparar actividades, pero son quizás las que podría haber en cualquier época del año: infantiles, teatro, rutas… Eso no huele a feria, ni siquiera los conciertos, sobre todo porque el aforo está limitado a 200 personas.

Así, lo que ha sucedido es que muchos placentinos han decidido aprovechar los cuatro días, dos festivos y el fin de semana, para irse a la playa. Estamos aún en temporada baja y los precios son más reducidos y, además, hay ganas de viajar y la playa permite, si uno quiere, alejarse de las aglomeraciones.

El resultado ha sido que Plasencia ha perdido a buena parte de su población estos días y no hay más que darse un paseo por el centro a la hora de las cañas para comprobarlo. Desolador, peor que cualquier fin de semana de mayo, decía un hostelero. Es como si el ayuntamiento hubiera dado un cheque a los placentinos para irse a la playa, dicen otros. 

Está por ver si los comarcanos salvarán la hostelería este sábado, pero de no ser así, mejor hubiera sido trasladar la feria porque no está la ciudad como para perder dinero y que los residentes se lo gasten fuera. La gente quería feria, sí, pero una feria de verdad y lo cierto es que, en estos momentos, con la vacunación avanzada, pero buena parte de los menores de cincuenta aún sin vacunar, no es posible organizar eventos que llamen a concentrarse.

Por lo tanto, apostar por una feria descafeinada era eso, una apuesta arriesgada y, a juzgar por los comentarios en la calle, el ayuntamiento la ha perdido. Sí es verdad que algunas actividades están teniendo público, pero no hay sensación de feria, mucho menos en su ubicación tradicional, la zona norte, sin ferial y también sin vacunas. La asociación de comerciantes ya se ha quedado porque se sienten excluidos del programa y ninguna actividad invita a pasar por la zona norte si no vives en la zona.

Así, más descontento que aplausos y el deseo de que en el 2022, por fin, vuelva la feria, la de verdad.

*Periodista