Sánchez ha cambiado de ministros y alguno de ellos, como la de transporte, ya ha manifestado su intención de dejarse la piel para mejorar las cosas en Cataluña; el AVE extremeño está cada vez más lejos. A la vista de este panorama, lo que necesitaría Extremadura es una mesa de negociación con el Gobierno de España; sí, una como la de los catalanes, porque el sistema de Vara no funciona. Ese modelo de la Junta de hacer seguidismo del Sánchez, confiando en que este concederá a Extremadura las inversiones y los fondos que necesitamos para solventar los desequilibrios de desarrollo de nuestra región con el resto de España, nos está condenando a no salir de los datos negativos de paro, pobreza, falta de infraestructuras y baja competitividad.

Vemos cómo, una y otra vez, se recortan las aportaciones que corresponden a nuestra región en favor de otras cuyo peso político y su número de votos en el Congreso de los Diputados, las hacen mucho más interesantes para el sanchismo. Cada vez que se ha repartido dinero, incluso de los instrumentos del llamado Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, los criterios de reparto han favorecido siempre a los mismos, incluso se les ha dado ad libitum sin atender a ninguna pauta.

 Oímos a Vara en el Debate del Estado de la Región anunciar la llegada a Extremadura de 3.200 millones de euros. La verdad es que solo contamos con 626 millones de euros. Algunos lo llamarán triunfalismo, para muchos es otro engaño más. De un plumazo han desaparecido 2.600 millones y no sabemos nada de esos grandes proyectos que se financiarán con fondos europeos, llamados PERTE, para transformar el tejido productivo de la región y dejar, de una vez por todas, el último lugar de la fila.

 La penúltima injusticia hacia Extremadura, ha sido el Plan Integral de Empleo para Extremadura. Todavía nos acordamos de los 400 millones de euros que pedía Vara cuando no gobernaba su líder; ahora se conforma con lo que le han querido dar: 15 millones de euros. Y eso que el propio Ministerio de Trabajo reconoce que Extremadura tiene una tasa de paro del 21,32%, más de 5 puntos por encima de la media de España que es 16,13%; aun así, a pesar de ser los campeones del paro, se resignará con veintiséis veces menos de lo que pidió a Rajoy.

Mientras esto ocurre, he perdido la cuenta de los miles de millones que han llegado a Cataluña. Con parte de ellos se ha creado un fondo de 10 millones de euros de dinero público para hacer frente a los embargos, decretados por el Tribunal de Cuentas, a sus líderes independentistas. Si es que ya lo decía el defenestrado Ábalos, este organismo que vela por el buen uso del dinero público es un obstáculo, son «piedras en el camino»; va a tener razón el tango Cambalache, «hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor».

*Ingeniero Técnico Agrícola y diputada regional del PP