Al igual que verduras y hortalizas, la diversidad de frutas era también muy amplia: almendras, nueces, castañas, piñones, algarrobas, higos, manzanas, acerolas, ciruelas, melocotones, granadas, membrillos, peras, azufaifas, caquis, naranjas, limones, moras, aceitunas, higos chumbos... Todas ellas podían cosecharse en la Ribera o su entorno próximo en mayor o menor medida.

El caso de la chumbera que es singular. Es originaria de América y tras el descubrimiento de este continente por los descubridores españoles es introducida en Europa a partir del siglo XVI extendiéndose a muchas otras partes del mundo, en especial en la cuenca mediterránea donde se encuentra naturalizada.

Su expansión se vio favorecida porque los frutos ayudaban a combatir el escorbuto durante las largas travesías transoceánicas. Además de sus nutritivos frutos, esta planta ejerce como hospedador del insecto parásito que se alimenta de su savia, la cochinilla del carmín, del que se extrae este colorante utilizado desde hace siglos, ya por los pueblos precolombinos, para teñir la seda (la comarca de La Vera e, incluso, el arrabal cacereño que mira a la Ribera fueron grandes productores) y otros tejidos. Esta aplicación como tinte natural fue la que se empleó también en las tenerías de la Ribera, por ejemplo la actual Casa de las Chimeneas frente a Fuente Concejo fue una de ellas.

Es de destacar que antes de la propagación del cultivo de la chumbera en Europa, hoy considerada como especie vegetal exótica invasora a causa de su extraordinaria capacidad de reproducción, en la Ribera el rojo carmesí o bermellón se obtenía de otro insecto parásito, la cochinilla de la coscoja, especie vegetal autóctona esta última abundante en el Calerizo cacereño.

La aparición de los colorantes sintéticos, tales como la anilina, mucho más económicos, ha hecho que el cultivo de las chumberas esté en retroceso. Sin embargo, la reciente prohibición para uso alimentario y cosmético de los colorantes sintéticos ha favorecido un aumento en la demanda de la cochinilla mexicana, canaria y estadounidense, los mayores productores mundiales hoy de este colorante natural,

De esta rica diversidad de frutales hoy sólo sobreviven algunos ejemplares aislados que a duras penas consiguen sobreponerse a la maleza y el abandono y de los que aún se pueden obtener, como consuelo, algunos frutos que nos deben hacer pensar en que otro futuro es posible para la Ribera.

* El autor es Juan Ramos Sánchez. Biólogo y miembro de la Asociación de Amigos de la Ribera del Marco de Cáceres