Lorca vale lo mismo para un roto que para un descosido, con perdón. Le valió a Rafael Amargo, bailarín, para convertir ‘Poeta en Nueva York’ en un ballet flamenco, nada menos que ‘Poeta en Nueva York’, como si Lorca no hubiera escapado a Nueva York huyendo precisamente del flamenco, de su ‘Romancero gitano’, de los folclóricos y hasta de España. Y, 13 años antes, en 1989, el cardenal Marcelo González, primado de España y entonces arzobispo de Toledo, intentó ‘recuperar’ a Lorca como católico a partir de su ‘Oda al Santísimo Sacramento del Altar’, donde el cardenal vio una prueba ‘seria’ de su catolicismo, solo que «muy libre y aun extravagante», según el artículo que publicó aquel año en el diario La Razón.

Y le está sirviendo ahora mismo al actor Juan Diego Botto (no confundir con Juan Diego a secas) para reivindicar al socialdemócrata actual, preocupado por los asuntos que solo parecen preocupar a los socialdemócratas, como «el papel de la mujer, la necesidad de la libertad de expresión, la lucha por la identidad sexual o la importancia de la memoria», según el programa de mano de ‘Una noche sin luna’, obra de teatro escrita e interpretada por el propio Botto. 

"Cualquiera de las interpretaciones le vale al ministerio de Igualdad siempre que justifique su existencia"

Lo mismo para un roto que para un descosido. Así que no sorprende el fotomontaje de Lorca y Dalí que ha hecho el ministerio de Igualdad, o alguno de sus departamentos, para el aniversario del asesinato de Lorca, ahora que se han cumplido 85 años de su fusilamiento. Se trata de una fotografía de Dalí abrazando a Gala en la que se ha sustituido la cara de Gala por la de Lorca, de manera que Dalí abraza a Lorca. Siendo obra del ministerio de Igualdad, cuya preocupación por la diversidad sexual es conocida (¿todavía son los homosexuales una rareza?), el fotomontaje se ha interpretado como una celebración de la homosexualidad (no de la amistad, por ejemplo) o como una reivindicación de su normalidad, como si se dijera: veis, hasta Lorca y Dalí eran homosexuales. Cualquiera de las interpretaciones le vale al ministerio de Igualdad, por supuesto, siempre que justifique su existencia y necesidad, ahora que las feministas no parecen necesitarlo tanto. Alguna feminista, por cierto, ha denunciado el fotomontaje: “Vergonzoso: lo del borrado de las mujeres empieza a ser literal”, ha escrito debajo. Una despistada que no sabía que era del ministerio de Igualdad.

Lorca estaría encantado con esto de valer lo mismo para un roto que para un descosido. Lamentaría, si acaso, que ahora haya sido a propósito del aniversario de su muerte, cuando cada año podría ser el aniversario de algo suyo: el de su pasión por el teatro, el de su señoritismo, el de sus ideas republicanas, incluso el de su vitalidad, tan bien recordada por Jorge Guillén: “Aparecía Federico y ya no importaba si hacía calor, frío, lluvia o viento. Hacia... Federico”. Pero en España hasta los aniversarios se prefieren trágicos y, en el caso de Lorca, se le recuerda por su asesinato, no por ser Lorca (“Tardaré mucho en nacer, si es que nace...”), no por que nació.

* Funcionario