Ayer, por hoy, se celebró una Conferencia Sectorial de Educación donde todas las comunidades habrían de analizar la vuelta a las aulas, ya les vale celebrarla un 25 de Agosto, podrían haberla celebrado un 28 de Diciembre, al menos los santos inocentes, nuestro alumnado y profesorado, se sentirían identificados.

Para no faltar a la verdad es cierto que el protocolo educativo primigenio para el curso 21/22 sobre el COVID en las aulas, se aprobó en Mayo, con muchas diferencias entre comunidades por cierto, y mucha desvertebración ante un sistema educativo al que se le presupone vertebrador, pues la Ley es orgánica, y el cuerpo de funcionarios docentes estatal, aunque las diferencias salariales sean más que notorias.

Sin embargo, ahora, hay una novedad que no existía en aquel entonces, la ayuda de 13.000 millones de euros que el Gobierno va a destinar a las comunidades y que nuestra actual Ministra de Educación, Pilar Alegría, ha solicitado sea, de entre ellos,  “la educación, el objetivo prioritario”. La Comunidad Valenciana ya ha aventurado, con este extra,  la contratación de 5.042 docentes más, la de Andalucía 5.000, y la de Madrid 3.000. En otras comunidades seguimos a la espera. Mañana hay otra reunión de la Conferencia Sectorial, esperemos que el resto de Administraciones Educativas nos den también buenas noticias al respecto, y voy a explicar por qué.

Porque todos los docentes de todos los niveles, han gritado sin ser escuchados, que la reducción de alumnos por aula, con COVID o sin COVID, “per se”, han mejorado el rendimiento de su alumnado, mejorado el clima de clases, rebajado el abandono y fracaso escolar, la violencia de baja o de alta intensidad, mejorada las relaciones con las familias y sobre todo una educación más individualizada y personalizada a cada alumno, sin menoscabo de la rémora administrativa que supone una excesiva burocracia que nos obliga a justificar nuestra labor diaria, que sólo se nos pide a los docentes, cómo si no fuéramos de por sí, objetivo de desconfianza, cuando si hoy estamos donde estamos, es gracias a nosotros, la escuela pública, los que velamos por un futuro en igualdad de oportunidades.

Demasiado tiempo gritando en silencio, demasiando tiempo desoyendo lo que venimos criticando con uno y otro gobierno, sea del signo que sea, porque ni unos ni otros, escuchen a quiénes saben y olvídense de seguir utilizando la Educación, a sus docentes, y lo que es peor, a su alumnado y familias como votantes potenciales.

Escuchen a nuestros docentes, su experiencia y sus quejas, sus valores y sus reivindicaciones, sus loas y sus no tan loas, pero estamos cansados de gritar en silencio. Por el bien de nuestro alumnado, último fin y beneficiario de la educación, por nuestras familias y por nuestro futuro como sociedad, escúchennos, tras fracaso tras fracaso, va siendo hora.

*Maestro