¿Por qué Plasencia no? Esa pregunta se la están haciendo muchos vecinos, a tenor de lo que oímos, de los pueblos de Aliseda, Aldeanueva de la Vera, Ceclavín, Losar de la Vera, Pinofranqueado y Torreorgaz, propuestos por el Consejo de Gobierno de la Junta de Extremadura para su cierre perimetral. Se preguntan estos vecinos, como hemos podido comprobar en el debate que hay en las redes sociales y otros foros vecinales, incluidas las propias calles y plazas, por qué Plasencia no forma parte del listado, cuando, a fecha de hoy, 26 de agosto de 2021, va a la cabeza de la incidencia coronavírica en la región extremeña: 1241 caso a los 14 días. Pero he aquí que han alzado su voz el alcalde de dicha ciudad, Fernando Pizarro García-Polo (PP) y la patronal placentina y, en menos que canta un gallo, ha salido a la palestra Guillermo Fdez. Vara, presidente de la Junta, advirtiendo que «No procede el aislamiento de Plasencia».  

No esgrime razón de peso alguna; solo arguye que hay que «salvar vidas y empresas». O sea, que hay que estar a la vez en la torre repicando las campanas y en la procesión. Si las personas enferman, los negocios no funcionan. Vidas humanas y tejido empresarial, aunque sea menor, también hay en los pueblos propuestos para su perimetración.  

¿A qué viene la ley del embudo? ¿Por qué dos varas de medir? Ah, por cierto, ¿a quiénes hacemos responsables de las fiestas, botellones, algaradas…, celebrados en nuestros pueblos, incluso dentro de los cascos urbanos o al lado, hasta que salía el sol o más tarde, sin que se guardaran ninguna de las normas anti-Covid? De esos polvos están llegando ahora viscosos cienos. Tendremos, desgraciadamente, pandemia para rato. 

*Félix Barroso Gutiérrez - Cáceres