De todos es conocido que para nosotros los docentes, el verdadero día de Año Nuevo comienza el 01 de septiembre, coincidiendo con el inicio del curso escolar, y la Noche Vieja, que debiera ser el 31 de Agosto por lógica, fue realmente el 30 de Junio, coincidiendo con la finalización del mismo, pero especialmente éste, que estrenamos, aunque sea parcialmente, Ley educativa nueva, con más énfasis debiéramos sentir ese sentimiento de renovación e ilusión por el nuevo futuro inmediato que se encara y el descanso de haber dejado atrás y enmendar los errores del anterior. Pero no, no todo el monte es orégano, esas sensaciones parejas entre curso escolar y año natural, en el ámbito educativo, parece que sólo se circunscribiera a la ilusión y vocación de la docentes por la docencia, por sus alumnos, porsu aula y por su centro, renovadas cada año, pero con el mismo desánimo por sufrir los errores del anterior que cual «día de la marmota» se perpetúan en el ámbito educativo.

Si algo nos han enseñado estos cursos de pandemia es que grupos reducidos mejoran el rendimiento escolar, la atención individualizada al alumno, la convivencia y en definitiva la “felicidad” del alumno, y si me permiten la ironía, que las niñas aprendan mejor matemáticas y los niños lengua, pero volvemos a las ratios anteriores al Covid, que aun con vacuna o sin vacuna la realidad ha demostrado que no benefician el aprendizaje. La solución no es rebajar los contenidos, es rebajar los alumnos. Año nuevo, ley nueva pero noches vejas.

Si algo nos ha enseñado esta y todas las crisis, es que la Formación Profesional es un valor seguro de futuro y que sólo el aumento de ciclos, oferta y docentes darán salida profesional y laboral a una sociedad y economía que cada día la demanda más, pero nos metemos en galimatías legislativos para nuestros profesores técnicos, o evaluadores externos a los docentes.

Si algo nos ha enseñado toda reforma educativa es que la función docente y sus condiciones tanto de acceso a la función pública o a la docencia sin más, desarrollo laboral, promoción, retribución, derechos, deberes, licencias y permisos, y un largo etcétera no puede ser un “Reino de Taifas”, pero es un «Reino de Taifas» donde un docente autonómico puede perfectamente no cobrar o cobrar parcialmente una subida de aplicación nacional al resto de docentes de España, u otro no poder tener dos días al año de permiso retribuido como su vecino, o peor, ambas, pero seguimos sin Ley de profesión docente y sin Estatuto de la Función Pública Docente para evitar que cada Administración haga lo que quiera cuando quiera según sus propios intereses. Año nuevo, Ley nueva y viejas promesas que ningún año se cumplen.

Si algo nos ha enseñado los bajos índices de rendimiento escolar en indicadores internacionales, de nuestros alumnos y la situación del profesorado es que necesitamos una reforma educativa profunda, y ya van demasiadas, pero con consenso de todos, políticos sí, pero sin política y con el resto de la comunidad educativa. La misma nochevieja y el mismo año nuevo.

En fin, feliz Año Nuevo a todos, docentes alumnos y familias, a nuestro lado las noches no parecen tan viejas.

*Maestro