Al presidente de los empresarios le habrá sorprendido que la ministra de Trabajo haya subido el salario mínimo sin contar con él. Pero la ministra ha explicado por qué: «Se sentó diciendo cero y salió diciendo cero». Así que más sorprendidos deben de estar los empresarios (y no por la decisión de la ministra) al verse fuera del juego de las grandes decisiones, que es tanto como revelar que no son necesarios para el Estado (los empresarios se consideran Estado, parte del Estado, pero no como cualquier ciudadano, sino como institución, tal que la Iglesia). Y es que el Gobierno puede decidir por sí mismo, en esto y en todo, aunque lo democrático sea presentar un consenso, qué menos, una negociación difícil y un acuerdo final a regañadientes, por ejemplo, que no desprestigia. 

"La ministra de Trabajo Yolanda Díaz sí ha contado con los dirigentes de los sindicatos"

La ministra sí ha contado con los dirigentes de los sindicatos. Y uno de ellos ha defendido lo irrelevante de la subida: «¿Cuántas empresas va a dejar de contratar a alguien por 15 euros más de salario?». Los trabajadores, ni agradecidos ni lo contrario. Lo que hagan sus máximos sindicales, bien hecho está, aunque no ignoren que los 15 euros son decisión de la ministra, la cual ha contado con los sindicatos porque los sindicatos han querido contar, claro, no vaya a descubrírseles asimismo que el Gobierno puede decidir también sin ellos. Así que no se tenga en cuenta que sus dirigentes se sentaran diciendo «debe haber un incremento de los salarios» y salieran diciendo «estos quince euros no caen del cielo», como ha reconocido el más portavoz de los dos representantes, subrayando que no caen del cielo, quede claro. 

Lo demás son hipótesis. Por ejemplo, que el presidente de los empresarios se confiara por vérselas con una comunista, o sea, cosa hecha, incluso divertida, dados estos tiempos liberales y socialdemócratas y con la Unión Europea mirando. Y que los dirigentes sindicales acudieran a las negociaciones relajados y sin papeles, convencidos de que la subida del salario mínimo no podía ser más fácil, mero trámite de firmas, tratándose precisamente de una comunista. El problema es ambas partes habrían olvidado, ay, que la comunista era también la ministra. Es la ministra.