Menudos espectáculos de fuegos artificiales se preparan, cada vez más habitualmente, para distraer la atención de los problemas de nuestra región! Le toca el turno de nuevo a la ciudad inteligente de 40.000 habitantes –mayor que Don Benito- que dicen que se va a construir en el término municipal de Castilblanco; una nueva ciudad dedicada al ocio, pero con hospitales, farmacias, centros deportivos, colegios, etcétera. Esto ya nos suena desde hace años, y digo suena porque ver, no hemos visto ni un ladrillo. Ahora la foto es del pasado 30 de septiembre, día en el que se registró la documentación de ese proyecto ante la Junta de Extremadura; un proyecto que va a iniciarse -otra vez- en 2022 según sus promotores.

Corría el año 2018 cuando se presentó esta propuesta cuya maqueta, por cierto, llevaba incluido el escudo del Getafe CF. La primera fase estaría concluida en 2023 y una de las posibilidades que se barajaba era que una de las estaciones del AVE –ese mismo que no existe- se instalara en Castilblanco. Es decir, habría que construir un ramal desde el trazado de la nueva línea ferroviaria hasta este pueblo de La Siberia para dar servicio a este centro de ocio. ¿No es para reír, aunque sea para llorar? Curiosamente hubo un plan similar de una empresa canadiense, también en el mismo lugar, que fue descartado rápidamente por la falta de infraestructuras de nuestra región.

"Corría el año 2018 cuando se presentó esta propuesta cuya maqueta llevaba el escudo del Getafe"

Esa es, precisamente, una de las limitaciones que motiva la huida de empresas de Extremadura: la falta de infraestructuras y conexiones que faciliten la actividad empresarial. No tenemos trenes, porque los que hay ya no merecen ni el nombre; no hay autovías que sustituyan a las carreteras de tercera en muchas zonas de nuestra región, ni la buena conectividad a internet alcanza a todo el territorio. Mientras tanto, los datos son deprimentes. Uno de ellos sobresale entre todas las cifras: el 48,9% de los jóvenes extremeños está en riesgo de pobreza y exclusión; pero ¡oigan!, tenemos mega-proyectos, aunque no acaben de hacerse realidad.

¿Cómo creer en planes que después de años, y varias presentaciones públicas, siguen siendo proyectos? A lo largo de estos 4 años no se ha iniciado ninguna obra; eso sí, nos han ido recordando el asunto con nuevas presentaciones, noticias, etcétera. Lo mismo ocurre con la azucarera de Mérida, que es del mismo año 2018, y de la cual lo único que tenemos es la firma de una declaración de intenciones.

Mientras que la realidad de nuestra tierra nos ancla a una situación injusta e indigna, y las inversiones y los fondos se van a otras comunidades autónomas sin que haya ninguna réplica al Gobierno por parte de la Junta, seguimos hablando de castillos en el aire. ¡Ojalá hubiera más realidad y oportunidades en Extremadura, y menos fuegos artificiales!