El trámite de información pública de la modificación de la ordenanza fiscal del IBI está en sus últimos días. Este cambio normativo conlleva un incremento de la cuota del IBI en 2022 que como media será de un 7%. Es una subida necesaria porque si no busca nuevos ingresos corrientes, el gobierno municipal no será capaz de cuadrar el presupuesto de ingresos y gastos del próximo año. Para 2020 se sacó de la chistera el impuesto de construcciones a pagar por las grandes empresas (Iberdrola y el grupo industrial de Cristian Lay) que están instalando plantas fotovoltaicas. Para este año ha apurado con esta fórmula. Pero para 2022 no hay nada extraordinario para incrementar los ingresos si la participación en los impuestos del Estado sigue invariable. Bueno, sí hay algo, recortar el gasto corriente, pero esto nadie lo plantea, ni el gobierno, que sería al que corresponde, ni la oposición, que no se mete en ese jardín y que dice lo obvio;la subida del IBI es inoportuna. Es necesaria. Pero sí, sobre todo es inoportuna.

No habrá recortes ni ajustes, lo dijo claro la concejala de Economía, María Ángeles Costa, en el pleno que la corporación local celebró el pasado jueves: «la crisis ha dejado en evidencia que no se estaban prestando muchas cosas como se deberían prestar y con el presupuesto en vigor no se pueden», por tanto la opción es subir el IBI y el impuesto de rodaje, que, por cierto, no se tocaba desde 2006. Costa tiró la pelota a la oposición: «sean valientes y digan qué gasto suprimir», pero la oposición no está para eso y la alternativa planteada por el PP en el último pleno, que se recauden los 4 millones que la Junta adeuda al ayuntamiento, no sirve, es un dinero que ya está imputado como un derecho reconocido a ingresar de otros ejercicios presupuestarios, no se puede incorporar como un nuevo ingreso para el año 2022, que es lo que necesita el gobierno para cuadrar los gastos el próximo año.

Tampoco se puede recurrir a otros ingresos como al préstamo que se ha pedido para financiar inversiones o a los millones que pueden llegar de los fondos de recuperación europeos. Son para inversiones, no para afrontar el gasto corriente del ayuntamiento.

Gastos como el del capítulo de personal (el de mayor importe entre los gastos corrientes) se han incrementado en los presupuestos en más de 5,5 millones en los últimos cuatro años, se ha pasado de una previsión de 23,4 millones en las cuentas de 2018 a los 29 millones reservados para este año.

Los gastos corrientes y en servicios han aumentado menos en este periodo, pero en el último año sí se ha tenido que incrementar la partida para cubrir el déficit del autobús urbano y los cambios en las líneas, y para el próximo año habría que hacer una mayor previsión de gasto para el servicio de recogida de residuos y limpieza viaria para si, finalmente, en 2022 se adjudica el nuevo contrato, que tendrá un mayor coste, al menos de un millón de euros más. A esto se suma que la aportaciones al Instituto de Asuntos Sociales se ha tenido que incrementar para atender las necesidades derivadas de la pandemia y que ha habido que reservar fondos para subvenciones a pymes y autónomos. 

Si no hay ajuste, sino un incremento del gasto, y además no hay ingresos extraordinarios, la salida es tocar los impuestos si el año que viene se quieren cuadrar gastos e ingresos, Esto convierte la subida en necesaria, pero también en inoportuna al llegar en el peor momento.