Sí, no es una palabra que aparezca en el Diccionario de la Real Academia Española, pero sí se puede buscar en otros medios y aparecerá perfectamente definida en su idioma, aunque podría adelantaros, a quienes no la conozcáis, con otros refranes más comunes: «Lo poco gusta y lo mucho enfada» o «en el punto medio está la virtud». 

En Suecia aplican como forma de vida una filosofía a la que denominan con ese término: Lagom. Lagom es un término sueco que no tiene traducción literal o equivalencia en otros idiomas. Su significado puede ser «lo suficiente» o «en su justa medida» o «ni mucho ni poco», siempre en referencia al equilibrio que intrínsecamente implica la medida justa (nada en exceso, nada en defecto), y su significado encierra la esencia de este estilo de vida que contrarresta el estrés cotidiano con la moderación y la calma. Un término que me condujo a la reflexión de cómo son capaces de extenderlo a todos los ámbitos, también a la consciencia de lo que es el Estado del Bienestar y su sostenimiento, podríamos decir que el Lagom es la visión que tienen los ciudadanos suecos con las políticas fiscales de su país, son necesarios para que en su sociedad haya un punto de equilibrio social que se sustente en el Estado del Bienestar.

El debate sobre la subida o bajadas de impuestos, siempre está presente, sin embargo, la realidad es que todos los partidos políticos asumen que el actual Estado del Bienestar que se ha alcanzado en los últimos 40 años solo se puede mantener vía impositiva.

Recientemente hemos visto el temblor que han sufrido todos los ayuntamientos españoles de uno u otro signo político por la derogación del impuesto de plusvalías por parte del Tribunal Constitucional. No ha habido alcalde o alcaldesa que no haya puesto el grito en el cielo por esa sentencia que trastocaba las arcas municipales de manera ruinosa. Con ese impuesto de plusvalías, por ejemplo, el ayuntamiento de Madrid recauda unos 500 millones de euros y el de Barcelona unos 180 millones de euros, en palabras del alcalde madrileño, «este impuesto es vital para mantener los servicios públicos».

Para tranquilidad de todos y de todas, el Ministerio de Hacienda ha impulsado por la vía de urgencia un nuevo impuesto de plusvalía ajustado a la petición del Tribunal Constitucional que garantiza al contribuyente un sistema que equilibra la ganancia real y la realidad del mercado inmobiliario.

En la Asamblea de Extremadura está en tramitación el Proyecto de Ley de Presupuestos Generales de Comunidad Autónoma. En ellos podríamos extraer dos fotografías muy nítidas para reflejar la redistribución del gasto público y la generación de riqueza a través de sus cuentas: el profundo gasto sanitario que ha significado la lucha contra el covid, y la apuesta por las nuevas vías de desarrollo económico por donde se va a posicionar y liderar nuestra región. Sanidad incrementa 200 millones con respecto al año pasado, un 13,4% más que el 2020, empleo aumenta casi un 15%, innovación y tecnología crece 32%, vivienda un 20%…

Es cierto que los impuestos ni se suben ni se bajan a través de esta ley pero sí reflejan su significado, el qué y el para qué. 

Lagom, lo demás, solo es ruido, o peor aún, engaño, o peor aún, una sociedad donde tu cuenta corriente te garantice la sanidad, la educación… 

Igualdad de oportunidades, Lagom.

*Filóloga y diputada regional del PSOE