Aunque la clase política española es experta en decepcionar cualquier tipo de confianza y esperanza, creo que la situación actual es tan negativa que estamos obligados a rebuscar, por entre las piedras del erial, algunos atisbos de que las cosas se pueden hacer de otro modo, de que pueden ser de otra manera. Reviso antiguos artículos donde he alabado las actitudes de determinados políticos o aspirantes a políticos, y no hay excepciones en la decepción posterior; sin embargo, aunque eso suceda, creo que tiene valor subrayar aquellos comportamientos que podrían servir de guía para mejorar las cosas.

Con esta prevención que comparto con el lector, elijo hoy, por primera vez desde que escribo en este espacio, desde 2012, al político español que, terminado el año, podría servir como ejemplo de la dirección en que la política debe transformarse. Se trata de Alberto Rodríguez Rodríguez (n. 1981), diputado de Unidas Podemos por la provincia de Santa Cruz de Tenerife desde el 13/01/2016 hasta el 22/10/2021.

No entraré en el fondo de la polémica político-jurídico-legal que ha acabado con él fuera del Congreso de los Diputados (abandonado por su propio partido), entre otras cosas porque merecería un artículo aparte y nos desviaría del objetivo; también porque se trata de un asunto que estará judicialmente abierto durante mucho tiempo.

En primer lugar, cabe destacar que Rodríguez es un obrero industrial de formación y profesión, hijo de maestra y electricista, que siempre vivió en un barrio humilde de Tenerife (Ofra). En este sentido, representa muy bien el origen de la clase obrera clásica por la que nacieron las políticas de izquierda. Llegó a la política después de trabajar durante años en una profesión propia. Su elección como diputado tuvo que ver con su amplia experiencia de activista, desde el sindicalismo temprano hasta la implicación en el 15-M; es verdad que el activismo contemporáneo se parece más a un mercado de la diversidad que a una verdadera asunción de liderazgo social, pero no es menos cierto que las detenciones y denuncias policiales de las que Rodríguez ha sido objeto demuestran que se parece más al activista clásico que al que acaba de tertuliano televisivo.

"Recién dejado el escaño, afirmó que hay clasismo en el Congreso, allí hay gente que no ha trabajado en su vida"

El pasado 14/11/2021, el político canario concedió una amplia entrevista en el programa Salvados (La Sexta), que ayudó a conocerle un poco mejor, y a definir algunas de las líneas por las que debe discurrir el cambio político. El programa comienza en la humilde cocina del modesto piso donde vive Rodríguez, y lo primero que explica al entrevistador es que nada más abandonar el escaño solicitó su reincorporación a su puesto de trabajo, como operador de planta química en la refinería donde siempre ha tenido su empleo. No es habitual ninguna de las dos cosas, pero debería ser la norma: que un político viva en la misma casa donde vivía antes de serlo y que vuelva a la misma situación laboral que tenía.

Aunque adquiere menos valor político, es también significativo observar las imágenes que el programa ofrece sobre las manifestaciones en las que participó Rodríguez antes de ser político: su aspecto físico y su forma de vestir son exactamente iguales durante esas movilizaciones, durante su estancia en el Congreso y durante la entrevista, ya después de abandonar su responsabilidad.

Rodríguez, recién dejado el escaño, afirmó en Salvados que: hay clasismo en el Congreso de los Diputados, allí hay gente que no ha trabajado en su vida, existe un gran peligro de acostumbrarse a las grandes lámparas y a las moquetas, la mayor parte del trabajo que se hace allí no sirve absolutamente para nada, los diputados ganan un dineral (5.000€ netos/mes, cuenta él) y tienen muchos privilegios (él, por ejemplo, ha renunciado a las indemnizaciones en el cese: 15.000€). Quizá solo porque un diputado nacional realice estas revelaciones públicamente, merecería ser el político de 2021.

Se preguntará el lector si es una casualidad que mi elección tenga que ver con que Rodríguez ya no está en las instituciones. Seguramente no es casual. Tal como están las cosas, es más fácil dar ejemplo antes de entrar en las instituciones o al salir de ellas (la política se realiza en otras muchas partes que no son las instituciones). Ojalá esto cambie a partir de 2022. 

*Licenciado en CC de la Información