En la carta que mi sobrina escribió a Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente aparecía un juguete koala; ella le llamó Lily. Con su ilusión miré al cielo para ver cómo Sus Majestades este año lo cruzaron en la ciudad. Hoy recojo los adornos navideños con la mirada puesta en el país de donde es originario ese simpático animal. Aún recuerdo, hace un año, como todas y todos permanecíamos impávidos ante el ataque al Capitolio, sentimos que la democracia estaba siendo amenazada por bárbaros que no atendían ni a las normas establecidas ni al respeto que ante las instituciones debemos cumplir. Pretendían que no fuese constatado el resultado de las urnas y J. Biden confirmado presidente de los Estados Unidos, las mentiras y las teorías sobre el fraude electoral les movían enfervorizados a ello. Un acto inaudito pero su respuesta frente a este hecho colmó las expectativas de la madurez del sistema que garantiza la libertad y la democracia en su plena complejidad. Leo en una noticia de Amanda Mars que hoy «alrededor de un 70% de los votantes de Trump sigue creyendo que Joe Biden llegó a la Casa Blanca gracias al fraude electoral» y que «el 78% de los republicanos quiere que Trump se presente en 2024, según una encuesta de Quinnipiac University, referente en estos sondeos».

En Australia Novak Djokovic, jugador de tenis y número uno en el ranking de la ATP, quería competir en el Open de Australia evitando las normas impuestas en el país a través de una exención. No está vacunado contra la covid-19 y el primer ministro australiano, Scott Morrison, afirmó que «las normas son las normas. Las fronteras aquí son soberanas y tienen unas normas claras, no discriminatorias. Todo lo que puedo decir es que la evidencia que presentó para obtener la exención médica fue insuficiente». El padre de Djokovic habla de que su hijo es como Espartaco, habla de libertad, literalmente afirma que «es el líder del mundo libre, de las naciones y de pobres y necesitados». Yo añadiría que se ha quedado tan a gusto si no fuese porque estamos frente a un asunto que cobra vidas y que la lucha contra la covid-19 está siendo realmente dura. Rafa Nadal resumió esta situación perfectamente, el mundo ya ha sufrido lo suficiente como para no seguir las normas.

Utilizar el recurso de la épica para promulgar el negacionismo es muy peligroso, pero quienes lo utilizan conocen su efectividad; no sé si en este caso es pura defensa de lo injustificable o su verdadera creencia, lo que me preocupa es que haya quien pueda darle la razón. 

Siempre hay lugares donde dirigir la mirada y aprender, siempre hay lugares donde hay que mantener la dirección férrea de la verdad y la verdadera democracia, siempre hay lugares que aunque resulten lejanos están cercanos. H

* Filóloga y diputada regional del PSOE