Un dermatólogo me recomendó en una ocasión comprar un producto de farmacia a través de internet porque había comprobado la diferencia exagerada que había de precio entre mi ciudad y otra vecina con el triple de habitantes. Me sorprendió que un profesional de la Medicina me aconsejara la compra por internet, pero he comprobado que tenía razón.

Ilusa de mí, pensaba que los productos tenían el mismo precio en todas las farmacias, pero comprobamos que no cuando tuvimos que comprar mascarillas, recorriendo farmacias para ver dónde conseguíamos la más barata. 

Lo que ha ocurrido con los test de antígenos ha sido otra muestra. Algunas asociaciones de consumidores se han quejado de que «se ha especulado con la salud de las personas» y les doy la razón. Tomando como base que una farmacia es también una empresa y, por lo tanto entre sus objetivos está el de obtener beneficios, no se entiende que unas vendan los test al doble que otras o que en unas ciudades su precio se multiplique.

Porque la salud es un derecho reconocido en la Constitución Española y ha vuelto a suceder que las personas con menos poder adquisitivo han sido las más perjudicadas. Si se ha permitido la venta de los test y se ha promovido su uso por las autoridades sanitarias ha sido para descongestionar el sistema de salud, pero si vendemos el producto a precio de oro, no hay objetivo cumplido.

Se esgrime la falta de existencias para subir su precio, es decir, el que lo quiera, que pague por él. ¿La ley de la oferta y la demanda? No debería aplicarse en este tipo de productos.

Así que aplaudo la decisión del Gobierno de fijar un precio. Hay quien se queja del intervencionismo del Estado, pero estoy segura de que los ciudadanos lo agradecen porque el gran número de contagios por ómicron está obligando a muchas familias a realizarse test un día sí y otro también para descartar la positividad y poder ir al trabajo, al colegio…

Esto evitará además las compras por internet, peligrosas en cuanto son pocos los que se cercioran de que lo que compran cumplen con todas las garantías. 

No haber dado el paso de permitir la venta en comercios, lo que hubiera abaratado más su precio, es otro tema. Entiendo que el Gobierno ha querido dar una de cal y otra de arena a las farmacias, pero el aviso está dado, con la salud no se debería mercadear.

*Periodista