El esnobismo en el uso de palabras siempre atrapa a la sociedad. En la situación adversa en la que nos encontramos se ha puesto de moda, sobre todo entre políticos y hombres de empresas, recurrir al término resiliencia para destacar la necesidad de fomentar nuestra capacidad de superación frente al virus perturbador. La crisis económica invita a ser resilientes. Sabemos que de las grandes crisis surgen las grandes oportunidades. Del estado lamentable en que la Segunda Guerra Mundial sumió a Europa, nació la idea del Mercado Común, hoy Unión Europea. De la crisis social y económica provocada por el coronavirus debe salir una sociedad distinta, más fuerte, con bases más sociales y solidarias. 

Los poderes públicos deben poner en práctica políticas económicas adaptadas a las nuevas circunstancias. No nos sirven las recetas que en el año 2008 ayudaron a superar la crisis. Aquella crisis surgió de la sinrazón del predominio de la economía especulativa sobre la real. Ahora es consecuencia de la falta de actividad productiva y comercial, porque un virus cruel confina a la humanidad y la somete a restricciones. Por tanto, partimos de presupuestos distintos y debemos utilizar herramientas diferentes. 

Para salir de esta situación contamos con una gran ventaja. La tan criticada Unión Europea ha sido el paraguas de la gran deuda que muchos países, entre ellos el nuestro, viene generando como consecuencia de la pérdida de actividad económica. Y, si no se tuercen las expectativas, la Comisión proporcionará fondos a los países de la UE en el marco del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (otra vez la manida palabra) para que financien sus planes de reforma y reactivación económica de acuerdo con los objetivos definidos en el Semestre Europeo. Gran parte de esos recursos serán a fondo perdido, y para los que haya que devolver contaremos con la ventaja de que será una deuda mutualizada. Contaremos con la garantía y la solvencia de la UE, lo que impedirá que tiburones financieros se aprovechen de nuestra debilidad económica.

La Next Generation EU es el nombre del programa que la Comisión ha ideado para la recuperación. Con palabras un tanto ostentosas se nos dice que es más que un plan de recuperación. Es una ocasión única que nos permitirá transformar nuestras economías, crear oportunidades y puestos de trabajo para la Europa en la que queremos vivir. Se afirma, sin la menor vacilación, que tenemos lo necesario para que esto suceda. Ha llegado -se concluye- el momento de ponerse manos a la obra para hacer una Europa más verde, más digital y más resistente. Ante tanto positivismo hay algunas cuestiones que nos hacen pensar. ¿Qué quiere decir “más verde”? ¿Energía nuclear y gas? ¿Cómo controlaremos el precio de la energía eléctrica y de los carburantes? ¿Cómo se mejorarán las habilidades digitales? ¿Cómo seremos más fuertes si progresivamente perdemos prestigio y relevancia en el mundo?

En todo caso, no podemos confiar todo a Europa. Nuestro Gobierno, en correspondencia con esos deseos de la Comisión, debe hacer que la llamada Agenda 2030 sea realista y útil. Alcanzar todos estos objetivos exige sacrificios y reformas. La ciudadanía nos veremos obligados a arrostrar restricciones en los servicios públicos y en el Estado del bienestar. Por ello, los diferentes gobiernos que conforman nuestra burocratizada organización administrativa no solo deben dar ejemplo, sino que deben poner en práctica políticas económicas acordes con las necesidades reales del momento. Se impone pues ajustar el déficit y combatir las irresponsabilidades presupuestarias. Las ayudas que nos proporcione la UE deben servir para apuntalar los sectores económicos más deprimidos. Los jóvenes deben ser una prioridad. 

El dinero que viene de Europa debe destinarse acombatir la contracción de nuestra economía y el cáncer del desempleo. La burocracia y los dispendios en las Administraciones deben desaparecer. El plan de recuperación de Europa, que va a suponer el paquete de recursos más grande de la historia, no puede ser para España una oportunidad perdida. 

*Catedrático de Derecho Mercantil de la UEx